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Amor sobre ruedas... en las buenas, en las malas y en las elecciones

Un hombre tuvo que llevar a su esposa en silla de ruedas unos tres kilómetros para sufragar.

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El hombre nunca se separó de su pareja. La travesía les ayudó a recordar buenos momentos.René Fraga

Para Marco Carrasco, fue una travesía sufragar y acompañar a su esposa durante los comicios de ayer.

Ambos votaban en dos recintos electorales cercanos de la parroquia de Chillogallo.

Su esposa es una persona con discapacidad y debe ser conducida en una silla de ruedas por él.

El hombre pretendía ir primero a Fundeportes, donde sufragaba su esposa y luego tenía pensado ir a la Academia Aeronáutica Pedro Traversari, donde votaba él.

La distancia entre ambos recintos es de tres cuadras, por eso Carrasco planeaba dejar su vehículo en Fundeportes y a su esposa dentro de este, mientras él iba a ejercer su derecho al voto.

Sin embargo, sus planes se truncaron cuando vio que las calles que permitían cruzar de recinto a recinto estaban cerradas. Entonces tenía dos opciones: dejar sola a su esposa dentro del vehículo y caminar solo por más de 15 cuadras o llevarla junto a él para que lo acompañara. Y decidió la segunda opción porque no quería dejarla sola. “La amo y no puede pasarle nada. Vivimos solo los dos. Nuestros hijos son aparte”.

Y así recorrieron las calles. Carrasco conversaba con su esposa para que se distrajera y soportara los rayos de sol que los golpeaban. Llegaron sudando, cansados, pero recordando viejos tiempos, cuando eran jóvenes y caminaban de la mano. Llegaron a la academia y él no se separó de su pareja, la llevó hasta la Junta Receptora del Voto y luego regresaron a casa.