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¡La vida por un celular!

Los delincuentes la interceptaron cuando iba a almorzar a la casa de su suegra. No solo le clavaron el objeto cortopunzante, también la patearon.

Margarita Minaya (suegra) y Geovanny Pilay (hermano), familiares de la fallecida, relataron como ocurrió el crimen de su ser querido.
Margarita Minaya (suegra) y Geovanny Pilay (hermano), familiares de la fallecida, relataron como ocurrió el crimen de su ser querido.Amelia Andrade

Una puñalada le arrebató la vida a Adriana Gabriela Pilay Quiroz. La joven, de 26 años, forcejeó con dos delincuentes que intentaron arrebatarle el celular. Uno de los malandrines sacó un arma cortopunzante y se la clavó en el lado izquierdo del tórax. El corte le perforó el pulmón y corazón.

El asalto se suscitó al mediodía del jueves en el bloque 8 de la cooperativa Fortín, en el noroeste de Guayaquil. Herida, Adriana fue llevada a una casa de salud, pero por la gravedad de la lesión falleció.

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Margarita Minaya, suegra de la víctima, dijo a este Diario que su nuera había salido de su hogar y se dirigía hasta su casa cuando fue atacada por dos hombres que iban en una motocicleta.

“La invité a almorzar y en la esquina de mi casa la interceptaron dos sujetos en moto. El que iba atrás se bajó y la agarró. Mi nuera se resistió al robo, se agachó y trató de cubrir su teléfono. Este individuo sacó un cuchillo y se lo introdujo. Luego la cogió en peso, la lanzó al piso y le dio un patazo”, explicó con tristeza Margarita.

Adriana Gabriela Pilay Quiroz, de 26 años,  fue asesinada con una puñalada.
Adriana Gabriela Pilay Quiroz, de 26 años, fue asesinada con una puñalada.CORTESÍA.

La señora dijo que al escuchar los gritos salió de su domicilio y vio cuando los hombres atacaban a su nuera y la apuñalaban.

Adriana tenía tres hijos, de 9, 6 y 4 años. El segundo de los niños padece hidrocefalia (aumento del tamaño de la cabeza) y por su condición de salud tiene dos válvulas para drenar el exceso de líquido en el cerebro.

Geovanny Pilay contó que su hermana trabajó como vendedora en la Bahía, pero que por la pandemia se quedó sin empleo. “Mi ñaña tenía tantos sueños. Con su esposo estaban por construir su casita. Los suegros le habían dado un terreno. Estos hombres no lograron quitarle el teléfono, pero sí la vida y todos sus anhelos”, expresó llorando.

Guillermina Murillo lamentó lo ocurrido con su vecina. “La chica se aferró el teléfono, mejor lo hubiera entregado y evitado esta desgracia que nos duele a quienes la conocimos”, sostuvo la moradora.