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Los bares guayacos piden que los dejen ‘camellar’ más horas al día

Los dueños de estos negocios esperan que, con el próximo gobierno, se reactive el sector turístico. Dicen que nadie sale temprano a ‘chupar’.

CERRO SANTA ANA
El ambiente nocturno del cerro Santa Ana está prácticamente liquidado por la pandemia y las restricciones a los bares y restaurantes.Archivo / EXTRA

Cuando falta menos de un mes para las elecciones generales, que definirán al próximo presidente del Ecuador, existe malestar e incertidumbre en los bares guayaquileños debido a la crisis económica generada por la pandemia del covid-19.

Así lo afirma el presidente Asociación de centros nocturnos de la ciudad, Ernesto Vázquez, quien reveló a EXTRA que han acatado con modestia la disposición del COE Cantonal de operar como restobares. Sin embargo el problema radica en la prohibición de vender bebidas alcohólicas después de las 22:00. “Eso nos mata”, subraya.

“Si todo el mundo, sobretodo en la costa, la gente sale 22:00 - 23:00, entonces, ¿Qué vendemos? Podemos abrir 16:00, 17:00, pero a esa hora el guayaquileño y el costeño no sale, eso nos mató”, explica Vázquez.

Entre 40 y 50 bares han tenido que cerrar, desde el inicio de la crisis sanitaria, hasta la actualidad.

La poca clientela de los bares en tiempos de covid-19 ha sido un golpe para la economía de estos establecimientos, pues sus administradores deben hacer ‘malabares’ para cubrir los costos de arriendo y servicios básicos.

“Unos 40-50 negocios han cerrado porque los dueños de casas hostigan a la persona (administradora) cobrándoles, porque nosotros tenemos costos bastantes elevados, un restaurante paga 200-300 dólares un local, nosotros pagamos 800, 1.000, 12.000 dólares, porque son sumamente más grandes”, detalla.

El último bar tradicional que debió cerrar sus puertas por la crisis es La Paleta. Esta noticia se conoció el 7 de enero en Twitter y fuentes cercanas a Vázquez confirmaron el cierre del local, ubicado en Las Peñas. Este tradicional barrio bohemio ha perdido, los últimos meses, ese ambiente festivo por el cual era conocido.

Así comenta Norman Recalde, administrador de Diva Nicotina: “No ha habido mayor movimiento en el barrio Las Peñas y el cerro Santa Ana por el tema de la pandemia, recordar que muchos años el cerro se ha manejado como lugar nocturno, no como restaurantes y eso nos afecta porque, tras que el Municipio nos ha dado la apertura de trabajar como restobar, no hemos tenido demanda de gente, para eso está Urdesa, Samborondón, otros lugares”.

Recalde, al igual que Vázquez, también cuestiona la restricción en los horarios en el Puerto Principal:

“Guayaquil tú sabes que es una ciudad fiestera, la costa es fiesta, entonces, nosotros no estamos acostumbrados a salir a las 20:00 a farrear, ni antes de las 20:00, es como una cultura general salir a las 22:00, ya como muy temprano 21:00”Norman Recalde, administrador de Diva Nicotina

El dueño de este bar, conocido por sus eventos musicales, cree que el próximo gobernante no tendrá mucho margen de maniobra debido a la crisis sanitaria actual, pero sí considera que debe haber más flexibilidad en los horarios de los centros nocturnos y directrices claras para evitar confusiones en la población: “Creo que cerrar la ciudad en este tema, no es lo viable, porque cada quien debe tener su protocolo”.

CERRO SANTA ANA
Así luce generalmente el cerro Santa Ana por las tardes. A la derecha de la foto, está Diva Nicotina.Archivo / EXTRA

Ernesto Ruiz, socio administrador del bar El Manantial, también opina igual: “Lo que pediría es que se piense un poco más en el turismo, creo que Guayaquil es una ciudad que se mueve diferente que la capital, con horarios distintos, la gente sale más tarde, entonces, liberar un poco el horario para que la gente puede venir en cualquier momento”.

A criterio de Ruiz, quien es además vicepresidente de la asociación de bares de Urdesa, cree además que esta polémica resolución no le da una buena imagen a la ciudad:

El Manantial
El Manantial funciona también como una tienda en línea.Twitter y Freepik

“A nadie le da ganas de venir a una ciudad, un país donde ponen tantas limitaciones y nos piden como un lugar de perdición, más que de junte, de reunión, de amistad (…) Imagínate, está un extranjero, entran 2-3 policías, y uno dice: ¿qué pasó? Piensen un poco más en ellos para dar una buena impresión”.

Ruiz, finalmente, hace un llamado a las autoridades nacionales y locales: “No hagan perder los pocos locales que quedan, que con esta pandemia han matado a muchos lugares”.