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Boda Borrero-Tookes: ¡No dejaron ni un ramito de flores!
Hubo jóvenes que esperaron hasta cinco horas para tomarse selfis con los 'angelitos' de Victoria's Secret. Luego del 'matri', se llevaron las flores
No se aguantó a la cena de la recepción. Lais Ribeiro, ‘angelito’ de Victoria’s Secret, salió ‘felizota’, con una empanada en la mano, del hotel donde se hospedó en Quito. Eran las 17:00 y el ‘matri’ eclesiástico entre el empresario ecuatoriano Juan David Borrero -hijo del ‘vice’ Alfredo Borrero- y la supermodelo Jasmine Tookes había terminado.
Jasmine Tookes: ¡Angelito de Victoria's Secret, con apellido ecuatoriano!
Veinte minutos después, salieron y ‘desfilaron’ hacia un bus que las trasladaría a la hacienda donde fue el evento, la noche del pasado sábado, en Puembo.
En esos metros que caminaron, fueron abordadas por un sinnúmero de seguidores. Entre ellos estaban Anael Orozco y Camila Cofre, que llegaron cinco horas antes de que empezara la boda.
Ver a Jasmine Tookes era el sueño de las chicas, que desde 2012 se enamoraron de la pasarela de Victoria’s Secret. Poco antes de las 15:00 del sábado, las jóvenes, ambas de 19 años, la vieron salir con el vestido de novia. Hasta pudieron grabar con sus celulares su recorrido hacia la iglesia. En cuanto supieron que la misa nupcial había empezado, se dieron un receso para ir a comer.
No tardaron mucho, pues no quería perderse la caminata de las modelos de la conocida marca de lencería. “Algunas eran damas de la novia, otras solo eran invitadas”, explicó Anael. En cuanto la joven vio a los ‘angelitos’ caminar por la calle Bolívar, no dudó en pedirles una foto.
Lais dejó el protocolo y aceptó hacerse un selfi con las fanáticas haciendo ‘boca de pato’. “No puedo creerlo. Es como un sueño. Estoy temblando”, agregó Camila.
Las muchachas repitieron la fórmula cuando vieron pasar a Shanina Shaik. Se le ‘botaron’ para pedirle una foto y ella también respondió contenta a su petición.
Sin embargo, fue Ribeiro quien se llevó los aplausos, por su sencillez.
Como si nada
La mañana de ayer, en la Plaza de San Francisco parecía que nada había pasado. De la boda de cuentos de hadas no quedaban ni las flores, porque muchos ciudadanos se las llevaron. Los indigentes y la basura otra vez ‘reinaban’ en aquel lugar del centro de Quito. “Nos llevaron a dar la comidita. Pero ahora ya volvimos”, contó Elena, parte del grupo de personas en condición de calle que pernoctan cerca de lugar.
En algunas escalinatas aún permanecían los fragmentos de papel (cortados en forma de corazón) que se lanzaron después de la ceremonia. Antes de que la corte de honor dejara el templo, cientos de personas se apoderaron de los ramos. Niños, personas de la tercera edad y hasta gente en sillas de ruedas se paseaban con flores en las manos.
