Un auto Ford Taurus café estaba estacionado junto al parque del barrio Atahualpa, sur de Quito. Al parecer la gente lo había visto, pero a nadie le importó hasta que se enteraron que adentro había un muerto embalado.

El hallazgo se hizo en el asiento trasero del vehículo, alrededor de las 09:00 de este sábado. “Unos chicos se acercaron y lo vieron”, contó un guardia sin identificarse. La Policía se enteró a través del ECU-911.

Una hora más tarde comenzaron las pericias. Los agentes cercaron el automóvil, modelo 1992. Mientras los curiosos buscaban la manera de mirar al cadáver.

Especulaban que se trataba de una mujer, pero en realidad era un hombre, de aproximadamente 50 años.

“Incluso dicen que estaban tomando dentro del carro. Pero no se sabe nada más”, contó Ricardo Serrano, dirigente del barrio. Sin embargo, no se pudo confirmar -hasta ayer- la hora exacta a la que abandonaron el automotor. Tampoco la identidad del cadáver.

Atado en la cabeza y pies

Cuando los agentes abrieron la puerta trasera derecha, se vio un bulto. “Es como si fuera un tamal, por la manera en la que lo embalaron”, explicó Richard Coellar, jefe de operaciones de la Policía en Quito.

La comparación fue porque el cuerpo estaba envuelto en sábanas y cobijas. Para sujetarlo, lo ataron en la cabeza, la cintura y en los pies.

Los agentes no revisaron al fallecido en el lugar. Por eso no se conocía cuál fue la causa de su muerte. “Se lo llevará así, como lo encontramos, hasta Medicina Legal para hacer la pericia técnica”.

De manera preliminar se trataría de un deceso violento por la forma en la que fue hallado. Lo extraño de todo, según el oficial, fue que adentro estaban las llaves del vehículo. Además que uno de los vidrios estaba roto.