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Judicial

Crisis carcelaria: Plomo, 'sapada' y 'relax'

En la ‘Peni’ de Guayaquil, mientras unos presos buscaban matarse, otros seguían campantes, sin restricciones para subirse hasta en los techos.

Dos personas resultaron heridas en un enfrentamiento registrado la mañana del martes 26 de octubre en la antigua Penitenciaría del Litoral, ubicada en el kilómetro 16,5 de la vía a Daule, en el noroeste de Guayaquil.

El Servicio Nacional de Atención Integral (SNAI), ente a cargo de las cárceles del Ecuador, confirmó que los ataques fueron protagonizados por reos de los pabellones 7, 9 y 12, al mando de las agrupaciones criminales denominadas Los Águilas, Los Lobos y Los Fatales.

La primera y la última son aliadas, pues son facciones que pertenecen a Los Choneros, mientras que la otra fue parte de esa organización hasta febrero pasado, cuando decidió rebelarse para buscar el poder por su cuenta, de la mano de la banda de Los Tiguerones.

En los exteriores de las cárceles hubo refuerzos militares que observaban el perímetro. 

Los hechos violentos se suscitaron a partir de las 09:00 y dejaron como saldo a dos personas heridas: un agente de tratamiento penitenciario y a un reo, según informó el SNAI a través de un comunicado.

Durante los enfrentamientos, las visitas fueron suspendidas.

En ese mismo lugar, la noche anterior, se originó también un altercado por la supuesta falta de energía eléctrica en algunos pabellones. La entidad carcelaria descartó que se hubieran registrado peleas o atentados en ese suceso.

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La otra cara

Mientras se registraban los tiroteos en la ‘Peni’, como es popularmente conocida esa cárcel, un equipo de Diario EXTRA hizo un recorrido para observar el comportamiento en otras áreas del complejo penitenciario del Puerto Principal.

Sobre los techos de la cárcel Regional había presos descansando o paseando. Unos estaban recostados, otros de pie. En un grupo, incluso, tenían binoculares, que se prestaban para observar los ataques desde lo alto de sus bloques.

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En la Penitenciaría, en cambio, reos de los pabellones 1, 2 y 3 estaban campantes sobre las paredes. Algunos con celulares y otros con compañeros, con quienes dialogaban y reían mientras las balas ‘zumbaban’ cerca de ellos.

En una garita también se pudo observar a un agente que aparentemente descansaba mientras miraba su teléfono celular y, al parecer, reventaba algún grano de su rostro.

Esto es lo que, en un breve recorrido, se pudo palpar durante los últimos enfrentamientos, suscitados durante el estado de excepción que rige en las cárceles del país, desde el pasado 29 de septiembre.