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Judicial

Crisis carcelaria: Innovación criminal genera temor

Con drones habrían buscado eliminar a líderes de bandas, según la información oficial. Sin embargo, podrían existir otros motivos detrás del ataque.

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Militares resguardan el centro carcelario de máxima seguridad de Guayaquil.AMELIA ANDRADE

El estruendo generado por cada una de las tres explosiones que se registraron la madrugada del lunes 13 de septiembre en el Centro de Privación de Libertad Zonal, Regional Guayas, no solo despertó a los reos alojados en ese lugar, sino también a quienes habitan a dos kilómetros a la redonda.

De acuerdo con lo relatado por residentes, bajo reserva, las casas temblaron en algunas divisiones de la urbanización privada La Rioja, en La Aurora, cantón Daule. Además, según contaron, temían que se registrara una fuga masiva, como la del 11 de febrero de 2013, cuando aún no existían inmuebles habitados cerca del río que los separa del complejo penitenciario.

Ahora ya hay una etapa edificada junto al río, a menos de 500 metros lineales de la Regional. Desde el sitio se puede acceder a diferentes vías que conectan con zonas urbanas y rurales de la provincia.

Entidad a cargo de las cárceles afirmó que existe una guerra entre cárteles internacionales.

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Sin embargo, no se trataba de ningún intento de escape, sino de un ataque perpetrado con drones (al menos tres), pues el Servicio Nacional de Atención Integral (SNAI) lo confirmó y reveló que el objetivo eran los líderes de bandas, sin precisar cuáles, aunque es de conocimiento público que los jefes de la organización narcocriminal Los Choneros están en ese lugar.

Además, el ente a cargo de las cárceles también informó que la situación es “grave”, pues “estamos en medio de una guerra entre cárteles internacionales”.

Estos datos se publicaron en la cuenta de Twitter del SNAI, porque en entrevistas otorgadas por el jefe policial del distrito Penitenciario, coronel Santiago Jácome, y el director del centro carcelario, Jorge Haz, fueron omitidos estos detalles.

En México

En abril pasado, el ministro de Defensa de México, Luis Cresencio Sandoval, informó a los medios de comunicación que en diferentes estados “organizaciones criminales han utilizado drones con explosivos para atacar”, señala una nota periodística elaborada por la CNN.

Y se precisa que, según las declaraciones del funcionario, el cártel Jalisco Nueva Generación es el que ha “usado esta modalidad en varias ocasiones”, aunque también se han detectado casos en Jalisco, Guanajuato y Michoacán.

Para las autoridades mexicanas, hechos de esta clase generan “preocupación, pero no han sido efectivos”, recoge la CNN en su página web.

El portal informativo Chicago Tribune, en una nota periodística del mismo tema, añade otros datos, pues indica que los drones usados en esos ataques habrían llevado granadas de mano, pero no se descartaba que tuvieran otro tipo de paquetes con cargas explosivas, adheridos con cintas a los drones.

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“Encienden las alarmas para desviar la atención”

“La innovación de esta gente (los criminales) es abismal”, sostiene Daniel Pontón, decano de Seguridad y Defensa, del Instituto de Altos Estudios Nacionales (IAEN), pero aclara que se trata de una emulación de modelos aplicados en otros países, como México, donde se usaban drones para pasar droga hacia los Estados Unidos.

El experto cree que en Ecuador el objetivo de utilizar estos aparatos es similar: para ingresar drogas, celulares y armas a los centros carcelarios, pero no para matar, porque para eso se debería realizar una labor de “inteligencia bárbara” y “tener una precisión absoluta”. 

Además sostiene que se trataría, en realidad, de “alguien que enciende las alarmas para desviar la atención (...), así logra que el Estado se enfoque en incorporar un tipo de control, para (ellos) aplicar otro modus operandi. Son muy hábiles. Es demasiado torpe tirar bombas”. 

Una hipótesis del experto es que mientras las autoridades refuerzan los controles internos, de perímetro y ahora aéreo, para detectar drones, queda vulnerable el subsuelo, donde podrían construirse caletas y hasta ductos subterráneos.