“Espérame, se me congelan las manos por el frío”, dice el quiteño Édison Montachana mientras concede una entrevista a EXTRA. Está en la fila para cruzar la frontera entre Ucrania y Polonia, huyendo de la guerra que inició Rusia.

Pero su periplo, y el de otros estudiantes, empezó a conocerse en Twitter. Édison vio la necesidad de crearse una cuenta porque, en cuanto se supo que él estaba en la ciudad de Járkov, empezaron a preguntarle por otros compatriotas.

“Es una guerra, no siempre se puede contestar a todos, sin señal o con teléfonos descargados”, comenta.

Pero pensó que era necesario que su travesía fuera conocida, sobre todo porque muchos padres estaban desesperados. “Pudimos agruparnos 47, entre ecuatorianos, dos colombianos y un marroquí”.

Cerquita del fuego

Édison vivió dos años y medio en la segunda ciudad más grande de Ucrania. Estudiaba Negocios Internacionales y justo cuando “todo estaba viento en popa” –porque hasta había conseguido trabajo–, estalló la guerra el 23 de febrero.

Su residencia estaba muy cerca de los bombardeos, pues Járkov es una ciudad fronteriza con Rusia. “Nos quedamos dos días en un búnker”, relata.

Su primer testimonio se hizo público el 25 de febrero. Allí, en medio de la nieve narró que los ataques se escuchaban demasiado cerca.

Ya en la noche mostró el ambiente de la ciudad: calles desoladas y sin luz. “Se ha declarado toque de queda”.

El 26 de febrero informó que él y ocho personas más tomaban un tren con destino a Kiev, la capital, para avanzar hacia la frontera con Polonia. “Si la información que yo tenía y con las personas que estaba le servía a alguien yo estaba bien”, comenta.

Así fue documentando en la red social que hubo empujones y desesperación en quienes también huían. La mayoría extranjeros que, además, se les dificultaba comunicarse por el idioma. Logró embarcarse. Ese mismo día bordeó Kiev, en un vagón con las luces apagadas por seguridad.

La salida

El domingo 27 reportó que estaba en Lviv con un grupo de 60 ecuatorianos. Desde allí Montachana pudo gestionar un bus hacia la frontera. Ayer, el transporte salió con él y 46 personas más. Llegó al punto fronterizo. “Estamos esperando para cruzar, hay mucha gente pero tenemos paciencia”. Su ilusión crece.

Quiere abrazar a su familia, pues sabe de la impotencia que sienten al no poder ayudarlo. “Intento estar siempre en contacto, para que sepan que estoy bien”, agrega.

Sin embargo, tiene dudas con el vuelo humanitario que la Cancillería ecuatoriana anunció para el martes 1 de marzo. “Hay rumores de que si vamos en esos vuelos no podremos volver y yo quiero regresar a Ucrania para terminar mi carrera”, sentencia.

Algo que irá resolviendo en el transcurso de su ‘escape’, por el momento ya cruzó la ansiada frontera. “Ahora nos dirigimos a los controles de entrada a Polonia”, finaliza.