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Nueva gripe porcina, ¿una profecía bíblica?

Según un teólogo y un pastor evangélico, estos últimos acontecimientos tendrían relación con las profecías bíblicas. 

Ni bien nos bajamos la mascarilla para respirar mejor tras el terror al que nos ha sometido la pandemia del COVID-19 y un nuevo y potente virus parece asomar nuevamente desde China: la gripe porcina.

Es llamado G4 y desciende genéticamente de la cepa H1N1 que causó una pandemia en 2009: “Tiene todos los rasgos esenciales que muestran una alta adaptabilidad para infectar a los humanos”, reseña un estudio, liderado por el científico Liu Jinhua de la Universidad de Agricultura de China y publicado por la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America (PNAS).

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Los investigadores realizaron experimentos en hurones, que muestran síntomas de gripe parecidos a los humanos -como fiebre o tos- al exponerse a este tipo de virus, y concluyeron que la cepa G4 es “altamente infecciosa” y que causa “síntomas graves”.

“Es especialmente preocupante porque uno de los orígenes de este virus se remonta también a la gripe aviar, contra la que los humanos no tienen inmunidad”, asegura uno de los científicos.

Para el pastor evangélico William Salazar, del Ministerio ‘Llamados a servir’ de Guayaquil, desde el contexto apocalíptico, se estaría cumpliendo las profecías bíblicas, “así como pasó en el antiguo Egipto y la terquedad del faraón despiadado que gobernó esa nación y que oprimía al pueblo. En ese entonces Dios envió las diez plagas”, recuerda.

Salazar menciona que en la Biblia, cuando los discípulos le preguntan a Jesús cuáles serían las señales en su segunda venida, él les contesta que habrá epidemias o enfermedades, hambre, terremotos y sucederán algunos males que serán principios de dolores, tal como se describe en el libro de Mateo, capítulo 24, versículo 4 en adelante hasta el 12.

“Todo tiene un propósito. Que la humanidad se sensibilice con sus conciencias, actitudes y comportamientos. Dios viene reclamando cambios en la gente, porque cada día el hombre se vuelve un ser que no deja que resplandezca la luz del Señor”, indica el pastor.

El Apocalipsis, el último libro del Nuevo Testamento de la Biblia, es un libro de carácter profético, donde se encuentra una serie de revelaciones que describe eventos y acontecimientos que, en un sentido cristiano, hablan del fin del mundo.

Salazar dice que con todo lo que está ocurriendo en la actualidad “muchos científicos, analistas, sociólogos están dando la razón que la Biblia es el verdadero manual profético que se tiene que cumplir”.

"Todo tiene un propósito. Que la humanidad se sensibilice con sus conciencias, actitudes y comportamientos. Dios viene reclamando cambios en la gente, porque cada día el hombre se vuelve un ser que no deja que resplandezca la luz del Señor", William Salazar, pastor evangélico.

Se ha multiplicado la maldad

El teólogo Luis Riera Jiménez también coincide con que se están cumpliendo las profecías bíblicas escritas en Apocalipsis, capítulo 6, versículo 1 hasta el 12, donde se habla de lo que sucederá en el final de los tiempos o juicios de Dios.

Él lo atribuye a que se ha multiplicado la maldad de los hombres, pero también por el enfriamiento del amor de las personas.

En el versículo 6 dice: El caballo pálido- Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente que decía: «¡Ven y ve!». ¡Miré, y he aquí un caballo amarillo! El que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía él. Se les dio poder sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, el hambre y la peste, y con las fieras de la tierra. El color pálido del cuarto caballo se piensa que representa miedo, enfermedad, decadencia y muerte.

Riera analiza que este cuarto sello y el caballo amarillo están relacionados con mortandad, “lo que ya se ve y se seguirá viendo con las pandemias, epidemias y plagas”.

Cree que estamos pasando ‘principios de dolores’ (Mateo. 24:6-8). “Estos son hechos preparatorios para el cumplimiento de las profecías bíblicas. Lo que podemos hacer es refugiarnos en Cristo”, concluyó.

"Esto nos lleva a pensar que en algún momento llegará una pandemia una que cause la muerte en forma instantánea y masiva, y que no dé tiempo al descubrimiento científico para prevenir ni salvar vidas", Luis Riera Jiménez, teólogo.