En sus aguas hay magia y en su pueblo historia. EXTRA visitó la Isla Portete, una comunidad de 300 habitantes, ubicada en Muisne, al sur de Esmeraldas.

En este poblado, de paisajes caribeños y considerado un paraíso del Pacífico, trabaja Pedro Cheme, guía turístico, quien se encarga de transportar en una pequeña lancha a los turistas como Clemencia Echeverría y a su familia, quienes llegaban por primera vez a esta playa.

Él afirma que por la noche las olas se iluminan, como si se llenaran de estrellas. También asegura que en Portete desembarcaron los primeros afrodescendientes que poblaron el país.

El comunero conoce la historia y la cuenta a los visitantes.

“Allá por octubre de 1553 arribaron los primeros africanos, guiados por Alonso de Illescas, considerado el héroe cimarrón”, relata Cheme, mientras prepara su transporte para sus recorridos.

De África a Ecuador

Cheme indica que el héroe era oriundo de Cabo Verde, en África, pero a los 10 años fue capturado y esclavizado. Posterior a ello fue llevado a servir a Sevilla, en casa de Alonso Illescas, de él adoptó su nombre.

Aprendió el castellano y las artes de la guerra. A los 25 años llegó a América para cumplir con varios negocios de su amo.

En 1553, por temas comerciales de su señor, Alonso zarpó en un barco desde Panamá con dirección a Perú. Pero la nave naufragó en lo que hoy es Portete. El esclavo sobrevivió junto a 6 mujeres y 17 hombres. Se adentraron a la montaña y se declararon libres.

Es por eso que este personaje es considerado un liberto cimarrón, fundador y líder del cacicazgo Reino de los Zambos. En el 2015 se levantó un busto en su honor.

Clemencia comentó que desde que llegó sintió ese aire de libertad y después de conocer la leyenda, entendió el porqué de su percepción.

Recorridos y avistamientos

Asimismo se pueden visitar las islas cercanas como Bolívar, Júpiter, Cangrejo, del Amor e incluso se puede llegar en bote hasta Cojimíes, Manabí. “También hay estuarios (tramos de ríos, invadidos por el mar), avistamiento de ballenas, delfines y hay un hogar de tortugas”, dice Eduardo Sosa, habitante.

Las familias se dedican a la exportación de coco y a la recolección de conchas y cangrejos, pues Portete cuenta con una vasta zona de manglares.

Entre octubre y noviembre, antes de la pandemia, celebraban el retorno a la libertad de los afrodescendientes y realizaban recorridos en lanchas, cantaban y danzaban al son de la marimba. Se suspendió por el virus, lamenta Sosa, quien invita a los turistas a conocer este poblado, considerado una isla de paz.