"Canta, canta, canta palomita blanca...", de Pedro Infante, se escuchó durante un recorrido que realizó este Diario en el barrio El Girón de Chillogallo, sur de la capital. En aquel lugar, el mariachi Palenke deleitaba con sus melodías a la familia Ortiz, que siguiendo todas las medidas de bioseguridad por la pandemia de la COVID-19 festejaba a la reina del hogar.

Se reunieron en el parqueadero de la casa, que por sus dimensiones permitía que esta familia de siete miembros lograra abrazarse y hasta bailara.  “Estamos festejando por partida doble”, expresó el jefe de hogar, quien también estuvo de cumpleaños. Una sonrisa se dibujaba en su rostro y agradecía al Creador por permitirle seguir compartiendo con sus seres queridos a pesar de la pandemia.

En varios puntos de la ciudad, los artistas se hicieron presentes en los hogares y así lograron llevar algo de dinero a sus casas. Para Christian Mejía, representante del mariachi Palenke, le llegó de maravilla esta resolución del COE para realizar serenatas a las madres. “Pudimos oxigenar algo nuestra economía en este día, ya que por esta pandemia el negocio ha venido a menos”, señaló Mejía. 

También lamentan la interacción que se tenía con su público: "Antes bailábamos y cantábamos para más de 50 personas y ahora se ha reducido a cinco máximo siete y en ocasiones solo pueden vernos por la ventana de los hogares".

Hubo 'malcriaditos'

En este tercer fin de semana de confinamiento aumentó la movilidad de transporte, motos de lado a lado llevaban sus pedidos de alimentos y regalos, hubo más carga de vehículos circulando por las calles, que ya no lucían desoladas como los anteriores fines de semana.

El desobedecimiento también se hizo presente en este día, personas en estado etílico, usando los espacios públicos. En los parques paseaban mascotas y gente sin mascarilla fue la tónica que se observó en barrios como La Mena Dos, en el sur, que pese a que había presencia policial, la gente hacia caso omiso a la autoridad, que se vio obligada a multar a los ciudadanos