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Mathías padece leucemia y podría interrumpir su tratamiento por falta de billete

Tiene 8 años y tres veces por semana se traslada desde el cantón de Santa Rosa hasta Guayaquil para realizarse sus quimioterapias. El dinero no le alcanza, pues su padre gana $ 100 a la semana. ¿Quieres ayudarlo? Comunícate al 0989643944

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La familia Reto Laines es de escasos recursos económicos, pero asegura que lo que les sobra es unión y amor.Cortesía

Las vidas de Éricka Laines y Christian Reto cambiaron el 10 de octubre de 2020. Ese día su primogénito, Mathías, de 8 años, fue diagnosticado con leucemia linfoblástica aguda.

Para ellos no solo les fue duro oír la valoración médica, sino también la respuesta de su hijo al conocer su enfermedad.

“Al inicio no lo quiso aceptar, se enojó y me dijo: “Déjame morir, porque no seré un niño normal, sino uno enfermo, pero le dije que no está solo y con la ayuda de Dios saldremos adelante”, recuerda entre lágrimas Éricka, de 24 años.

Desde entonces, hasta la actualidad, Mathías tiene que someterse a quimioterapias ambulatorias como tratamiento.

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Tres veces por semana Mathías viaja a Guayaquil para seguir con su tratamiento.GRANASA

Cada viaje es un billete

Para la pareja la situación es difícil, ya que reside en el cantón Santa Rosa, provincia de El Oro. Eso implica tres viajes a la semana, lo que significa ocho horas de traslado en bus interprovincial (4 de ida y 4 de regreso); más los 60 dólares que tienen que reunir para la movilización, alimentación y medicación del niño.

“Él necesita medicina para su hígado, pues este se inflama por las ‘quimio’, asimismo requiere de fármacos para el vómito y la diarrea que suelen presentarse. Mi esposo trabaja en una bananera y gana 100 dólares a la semana; no laboro por cuidar a Mathías y a su hermana”, indica Éricka.

Al pequeño no le gusta quedarse en albergues, pues extraña a su ñañita de dos años. Su madre trata de complacerlo, por eso viajan constantemente. Además, la depresión debilita su sistema inmunológico, por eso sus padres siempre tratan de ‘inyectarle’ fe y entusiasmo.

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Los juegos entre ñaños (las escondidas, cogidas, etcétera) son parte de su terapia.Cortesía

“Nunca lloro enfrente de él porque se deprime, al contrario, siempre tratamos de que se divierta, por ejemplo, a él le gusta el fútbol y su papá lo lleva a entrenar. Uno de sus sueños es ir a la playa, pero con las justas reunimos para las medicinas y, a veces, no alcanza ni para comer, de no ser por mis padres que nos dieron un espacio en su casa no tendríamos ni dónde vivir”, manifiesta la machaleña.

Éricka confiesa que han estado tan escasos de dinero que su padre ha pensado en vender su vivienda por necesidad. “Nunca imaginamos que nuestro hijo, quien es cariñoso, obediente y juguetón, pasaría por esto, pero lo importante es que estamos juntos y que Mathías seguirá estudiando, está en 4º de básica y haremos todo para que no le falte nada, en especial el amor y la esperanza”.