Diana Vega, secuestrada cuando iba a su trabajo, murió asfixiada. Su captor, identificado como Luis Casa, le habría apretado el cuello hasta matarla.

Ella estuvo cautiva en una casa de Atucucho, noroccidente de Quito, desde el 23 de julio hasta antes de su asesinato. Desde esa fecha, la familia negociaba con el secuestrador, según datos revelados en la audiencia contra Casa, quien les pedía 3.000 dólares para liberarla.

En la diligencia se indicó que los investigadores daban seguimiento a las llamadas. Sin embargo, no se indica que los agentes y el secuestrador hayan dialogado directamente tras el rapto de esta cajera de una cooperativa de ahorro y crédito.

Llamaba desde cabinas

El primer contacto que tuvo el implicado con los parientes fue a través del celular de la víctima el mismo día del rapto. Sin embargo, la Policía no pudo rastrearlo porque el tipo había apagado el teléfono.

Después, Casa mantuvo comunicación desde cabinas telefónicas. En esos sitios había cámaras de seguridad que lo grabaron, pero a pesar de las imágenes, la identidad del tipo todavía era un misterio.

Luego el hombre desapareció algunos días. Reapareció el 9 de agosto para exigir el pago, pero Vega ya había sido asesinada cinco días antes, según la información forense.

El 11 de agosto, la Policía había reunido los datos que revelaron la identidad del secuestrador y su domicilio. Primero fueron a un inmueble en Atucucho y hallaron la ropa que Casa tenía cuando llamaba de las cabinas telefónicas.

Después fueron a Cotocollao y capturaron al sospechoso. Él les confesó que había alquilado un departamento cerca de su domicilio para mantener a la víctima. Según Freddy Sarzosa, jefe de la Dinased, Casa la habría tenido atada de pies y manos, antes de asesinarla.

Tras el crimen, Vega fue embalada en dos sacos de yute y arrojada por la avenida Simón Bolívar, sector de La Argelia, sur de Quito. El implicado guió a los agentes que recuperaron el cadáver de esta madre de familia.