La incertidumbre y la falta de respuestas ‘anestesiaron’ el corazón de María Fernanda Ganchozo Suárez. Aunque su rostro no luce empapado de lágrimas, en sus gestos se refleja el desconsuelo que le embarga por la muerte de sus dos hijas, Doménica e Isabella, y la de su esposo, Byron Gavilánez Cagua. Fallecieron por la inhalación o ingesta de una sustancia tóxica, reveló la autopsia.

La pesadilla para la guayaquileña, de 34 años, comenzó la madrugada del lunes, cuando la mayor de sus descendientes se acercó a su dormitorio y le dijo que le dolía el estómago y que tenía náuseas. La mañana del domingo 19 de marzo, la familia había acudido al cementerio para visitar a un familiar, luego fueron a comer y retornaron a la casa en horas de la noche.

“Cuando mi hija me dijo que se sentía mal, me levanté y le hice una agüita para el dolor. Luego la niña más pequeña comenzó a vomitar, después mi esposo y, finalmente, yo, todos en cadena. Hasta el lorito se murió y el perro comenzó a sentirse mal”, manifestó.

El deceso de Isabella, de 3 años, se produjo a las 08:00 del lunes 20 de marzo; Doménica falleció tres horas después, ambas dentro de una ambulancia, que llegó hasta la ciudadela Málaga 2 en la vía a Salitre, lugar de residencia de los afectados. Byron, quien era ingeniero en Sistemas, falleció a las 19:00 en una casa de salud.

La señora contó que los paramédicos que llegaron en una ambulancia para socorrerlos y el personal del Cuerpo de Bomberos les comentaron que del interior de su inmueble, ubicado en la manzana 920, emanaba un olor tóxico.

“Nos preguntaron si habíamos fumigado, mi esposo y yo les dijimos que no, los bomberos revisaron el techo, el tanque de gas, se dieron cuenta de que no era eso, abrieron las ventanas. Dijeron que el ambiente tenía un olor a una sustancia, pero no precisaron cuál. No sabemos sí alguien fumigó, por la presencia de murciélagos, que es una de las molestias de los habitantes de este sector”, sostuvo.

Preocupado por la tragedia ocurrida con sus vecinos, Rafael Zavala indicó que esta zona residencial fue construida sobre un potrero y que se debería investigar qué ocasionó la muerte de los tres moradores. “Del baño de mi hija también emanaba un olor molestoso. Ahora temo una desgracia, estoy angustiado”, dijo.