“Ñaña, se armó la balacera. Acá esto es un infierno, cuida de mi hija”, escribió Danny Elicio Santos Pérez en el último mensaje que envió por WhatsApp a su hermana Jéssica Santos.

Veintiocho horas después, la joven confirmó lo que tanto temía y lo que hizo que se movilizara desde su natal Quevedo hasta Guayaquil.

Su hermano es una de las 31 personas privadas de libertad (PPL) asesinadas el martes 23 de febrero en el Centro de Privación de Libertad Zonal 8, ubicado en el kilómetro 17 de la vía a Daule. En la Penitenciaría del Litoral, ubicada a 500 metros de este reclusorio, también ocurrió la muerte de seis PPL.

Jéssica Santos, junto a su madre y otros parientes, arribaron a Guayaquil a las 07:00 del miércoles 24 para corroborar si entre las víctimas estaba Danny Elicio, de 32 años. Durante cuatro horas permanecieron en los exteriores del Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses, en busca de información.

Finalmente, a las 11:00, el nombre de su hermano apareció en un listado de los fallecidos en la masacre ocurrida en la cárcel del Puerto Principal.

“A pesar de que desde adentro nos informaron que mi hermano era uno de los asesinados, nosotros teníamos la esperanza de que estuviera vivo. No sé cómo le voy a decir a mi madre que Danny está muerto”, expresó con la voz entrecortada Jéssica.

Pero la quevedeña no era la única que albergaba la esperanza de que su familiar no estuviera entre los muertos. Los progenitores de Jhon Jairo Vélez Quiroz también arribaron al Instituto Forense en busca de información de su vástago.

“Hemos visto un listado donde constan los nombres de 21 internos muertos, pero no aparece mi hijo. Me escribió en la mañana (martes), me decía que estaba desesperado porque habían ocho muertos. Luego dejó de escribirnos, no volvimos a saber más de él”, comentó su papá, Ramón Vélez.

Jhon Jairo fue otro de los asesinados en la matanza suscitada en el centro de privación de libertad Zonal 8.

Al Instituto Forense también llegaron familiares de Adrián Gamarra Olaya y Jhonny Trejo Solórzano para retirar sus cuerpos. La noche del martes ellos habían confirmado las muertes de sus parientes.

Incertidumbre y desmayos

En los exteriores del Centro de Privación de Libertad allegados de los PPL aún viven momentos de incertidumbre y angustia, pues aún desconocen cuál es la situación de sus parientes presos.

“Hemos visto entrar varios carros de la Policía. Llegan más militares, pero nadie nos dice nada. Qué incertidumbre”, manifestó Ernestina Navarrete, mamá de uno de los internos.

Una señora que también aguardaba por información de su pariente fue auxiliada por sus allegados y por paramédicos del Cuerpo de Bomberos, luego de que presentará problemas en su salud. Al cruzar la vía para ser atendida en una ambulancia la mujer se desmayó.

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