Agustina Vera recibió una llamada, a las 18:30 del sábado, que la desconcertó. “Señora, su hijo está herido. Estamos por la cancha”, le dijo uno de los amigos del mayor de sus muchachos, Carlos Andrés Angulo Vera, de 18 años.

Angustiada, salió de su vivienda y avanzó hasta el lugar donde le habían dicho que estaba su vástago, con la esperanza de que no fuera nada de gravedad.

Sin embargo, al llegar al sitio, vio a Carlos Andrés tendido sobre la vereda y bañado en un charco de sangre. Le habían disparado varias veces.

Angulo salió a las 16:30 de su domicilio, ubicado a cinco cuadras de la cancha de la ciudadela La Pradera, sur de Guayaquil, donde fue atacado.

“Los sábados se reunía con sus amigos para jugar indor, desconozco las razones por las que lo mataron. Siempre se escucha de muertes violentas, pero nunca pensé que iba a vivir de cerca la desgracia”, dijo llorando la progenitora.

Según información de la Policía, los asesinos llegaron en una motocicleta roja. (AEB)