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En el Centro Histórico de Quito: ¡Puro ‘miranda’!

Compras por Navidad y oleadas de personas sobrepasan los controles municipales. Aun así, los comerciantes formales esperan que el negocio despegue.

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En la calle Chile se registró un mayor número de aglomeración durante el primer fin de semana de diciembre.RENE FRAGA

Es diciembre y el Centro Histórico se abarrota de gente. Las ofertas navideñas aumentan y los almacenes intentan recuperar todo lo perdido durante este año a causa de la pandemia por el COVID-19.

La calle Chile parece la de hace 20 años, cientos de vendedores ofreciendo sus productos a viva voz, acercándose a los transeúntes para insistir en sus ofertas. Pequeños puestos improvisados con fundas plásticas o cartones. Caos total.

Peluches, medias, ollas, ropa, zapatos, árboles de navidad, adornos, de todo se ofrece en cuatro cuadras. La gente se prueba pantalones y chaquetas en plena calle. Sin tapabocas ni distanciamiento.

Mientras los agentes municipales, que en la zona se han desplegado 120, intentan dispersar a los compradores, pero nadie hace caso.

Así llega la Navidad a una de las parroquias de Quito con el más alto índice de contagio de coronavirus, con 2.143 casos confirmados.

La otra cara

En los Centros Comerciales del Ahorro, cuyos vendedores eran informales y los agruparon, esperan por algo de esas ventas. Maclovia, vendedora del Centro Comercial Granada, ubicado en la calle Cuenca y Chile, dice que en este mes recuperaban cualquier revés económico del año.

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Los comerciantes esperan que haya ventas las próximas semanas.RENE FRAGA

“Nos preparábamos siempre para esta época, desde el primer día ya teníamos clientela, pero este año nada”, cuenta.

También han tenido que lidiar con los incumplimientos sanitarios y la desobediencia de los clientes. “Les pedimos que se pongan la mascarilla, pero hasta nos van insultando”, expresa Maclovia.

Álex, otro comerciante, usa un pañuelo y doble tapabocas por el miedo al contagio. Los pasillos son estrechos y la gente se aglomera. Pero la mayoría solo pregunta precios y se va. “Antes vendíamos unos 80 dólares diarios, ahora no llegamos ni a los 20”, dice.

Marco Bulia, vendedor de zapatos de otro centro comercial, explica que si bien hay gente, no necesariamente compra.

“Por un par de zapatos vienen familias de diez personas, con niños y ancianos. No podemos controlar eso”.Marco Bulia
​Comerciante

Responsabilidad personal

Sandy Campaña, administradora de la Zona Centro, comenta que hay controles, pero que las oleadas de personas sobrepasan al contingente de agentes metropolitanos.

“Hemos retirado a los informales, pero vuelven o se van a otras calles”, dice Campaña.

Según la Agencia Metropolitana de Control, durante el último fin de semana se emitieron 167 sanciones por incumplimientos a la normativa entre mal uso de espacio público, no uso de mascarilla y bebedores. Un aumento del 250 %.

“Esto puede conllevar a que se vuelvan a llenar los hospitales de contagiados”, indica.

Pero no ha sido el comercio el que necesariamente mueva a toda la gente que deambula por esta zona. “Parece que solo vienen a pasear”, replica Marco Bulia.

Pues hay quienes incluso sacan a pasear a sus mascotas en medio de las aglomeraciones.

“Se trata también de responsabilidad personal, no podemos poner un agente detrás de cada persona”, agrega la funcionaria.

El Centro Histórico sigue aumentando los casos de COVID-19, pero no es por quienes viven allí, sino por la población flotante de vendedores y personas que la visitan, asegura Campaña.

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