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Quito: personajes cotidianos... ¿en extinción? 

En su momento, vecinos o gente de a pie se convirtieron en rostros importantes para la ciudad por su personalidad, algo que ya no ocurriría

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Actores personificando a un chulla quiteño y a una quiteña bonitaArchivo / EXTRA

Anita Bermeo, La Torera; Luis Martínez, El Terrible; o Luis Aníbal Paz, El Águila Quiteña, tenían algo en común: no eran artistas, pero tenían fama. Y ahora se los recuerda por los 486 años de la fundación de las capital.

Ellos eran solo tres de algunos de los personajes que en el siglo pasado habitaron en Quito y que se convirtieron en populares por diferentes razones, así lo explicó Fabián Amores, historiador y gestor cultural del colectivo Mediarte. 

La primera era una mujer que caminaba por las calles del Centro Histórico con una peculiar vestimenta; el segundo, por los chascarrillos con ironía que decía; mientras que el último fue un recordado ladrón de los años 30. Los tres: personas comunes que no están en los libros de historia y tampoco en las leyendas, pero que sí “trascendieron las fronteras del tiempo” y que quedaron en la memoria colectiva de algunos quiteños, por lo menos de los más grandes, dijo Amores. 

Sin embargo, en la actualidad eso ya no ocurriría. Amores indicó que la globalización ha hecho que muchas figuras, que las nuevas generaciones reconocen por ahora, no sean quiteños o ciudadanos de a pie, sino más bien personalidades internacionales. 

“Esto no quiere decir que la ciudad no sea una urbe en donde no haya personajes que guardan resquicios de lo que es el pasado, pero son anónimos”, mencionó. 

Entre ellos estarían los peluqueros que se apuestan en los bajos del Palacio de Carondelet, los poncheros del Centro Histórico o las yerbateras de los mercados como el de San Francisco, quienes podrían ser considerados como personajes importantes y que por lo menos las generaciones más antiguas aún reconocen. 

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El gestor cultural Fabián Amores da su opinión sobre los personajes capitalinosGUSTAVO GUAMAN

ARTISTAS VIVEN

Mientras que si se habla de gente que dejó el anonimato “y que ha logrado posicionarse en el imaginario de mucha gente” se tendría que hablar de artistas, ya que por su trabajo han logrado posicionarse en la mente de los ciudadanos, dijo Amores. 

Él destaca a Javier Cevallos, quien con su personaje de El Diablo ha recorrido todo el centro de la ciudad, o la actriz Juana Guarderas por sus actuaciones en el famoso Patio de Comedias. “Son personas interesantes que van formando lo que es ahora la ciudad”.

Lo mismo opina el gestor cultural Christian Ruales, quien destacó que artistas como Carlos Michelena, El Miche, es un nombre que por su talento se convirtió en importante.  Michelena en una entrevista anterior dijo sentirse halagado por ser reconocido y mencionó que “en una sociedad hace falta más artistas que realmente jueguen con valores”. 

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Carlos Michelena es uno de los actores más reconocidos en la ciudadArchivo / EXTRA

Ruales comentó que el fenómeno de reconocer a los artistas, más que al ciudadano, se da porque Quito dejó de ser una ciudad pequeña y se convirtió en una urbe en donde ya no todos se reconocen, pero que dentro de la marea humana las expresiones artísticas sí logran prevalecer. 

Sin embargo, aún hay algunos personajes comunes que podrían ser reconocidos como los chullas quiteños, hombres galantes que se apuestan en la Plaza Grande y que tienen la llamada ‘sal quiteña’, que es la capacidad de hacer chiste. 

Ernesto Albán, actor y quien mantiene un personaje llamado Florencio Piedra de la Torre, intenta que no se muera la concepción de lo que es un chulla; e incluso, hace una imitación del personaje que su fallecido tío, Ernesto Albán, popularizó y que fue conocido como Don Evaristo. “He hecho algunas presentaciones en el Centro Histórico y a la gente le encanta ver este tipo de personajes, la gente se pone feliz de volver a ver los chullas”, mencionó. Pero al igual que Amores y Ruales cree que son más los ancianos los que reconocen a quién emula. 

Amores acotó que el hecho de que la capital “sea una ciudad de migrantes de otras provincias y extranjeros, que es la población mayoritaria de la ciudad, hace que los personajes en la modernidad vayan desapareciendo”.

RAZONES

Otro problema para que esto ocurra es que el corazón de la ciudad, el Centro Histórico, ha sido cercado en los últimos años y esto ha provocado que muchas personas dejen de asistir a este lugar en donde en el siglo pasado todos se reconocían, asegura Amores. 

Pero no solo se elimina de la memoria a figuras cotidianas, sino también a pensadores que forman parte de la historia y esto se daría porque en muchas de las escuelas se prevalecería estudiar la historia de otras culturas, como la de los Griegos o los Romanos, en lugar de la propia, dijo Amores. Al menos eso es lo que ha palpado desde su experiencia en algunos colegios, finalizó. 

"He visto que las nuevas generaciones no tienen una relación de apego a las tradiciones o de elementos que son parte de la memoria colectiva"Fabián Amores
​Gestor Cultural