Alexandra Rosero revisa su celular antes de dormir. De repente, un viento roza su espalda. Parece que alguien la vigila. No presta atención y se acuesta. Mientras trata de conciliar el sueño siente algo baboso en su cuello. Abre los ojos y observa a un ser con forma de serpiente. ¡De terror!

La mujer, de 40 años, recuerda que esa entidad de otro mundo tenía ojos saltones y su piel era escamosa: “me lamió”. El cuerpo de Rosero se paralizó. No podía hablar, escuchar, ni mover los ojos.

Ella cuenta que el ser permaneció a su lado por varios minutos y luego se fue. Antes de irse a la mujer se le cortó la respiración y su cuerpo estuvo rígido. “Fue una experiencia escalofriante”.

Asegura que tiene sensibilidad a cierto tipo de fenómenos sobrenaturales, pero nunca “me sentí deseada por un alienígena”. Cree que la entidad extraterrestre se enamoró y por eso hizo ese acercamiento.

Desde pequeña afirma que tiene contacto con eventos paranormales. El primero fue cuando veía sombras que la acosaban cuando dormía. Luego tuvo sueños que se hacían realidad. Esa sensibilidad se hizo más fuerte luego del encuentro con el ‘cara de reptil’.

Bajos astrales

Milton Haro, hipnoterapeuta y experto en temas paranormales, ayudó a expulsar al alienígena enamoradizo del cuerpo y mente de Rosero.

Explica que la mujer posiblemente sufrió algún tipo de abducción por una entidad extraterrestre. Esto, según él, sucede cuando una persona tiene su vibración muy baja y eso es aprovechado por otras entidades para ingresar al cuerpo.

Ya en el interior, el experto indica que los extraterrestres colocan ‘implantes etéricos’, que son “dispositivos que dañan algún órgano del humano”.

En el caso de Rosero, para elevar su nivel energético, el experto utilizó cuencos tibetanos y gongs chinos (instrumentos de percusión). Explica que el sonido que emanan estos artilugios regularon el nivel vibracional de la mujer.

Para el hipnoterapeuta, la entidad que acosó a Rosero puede pertenecer a dos clases de seres de otra dimensión; reptiliano o íncubo.

El primero, según Haro, por la apariencia con la que se presentó ante ella y la parálisis que provocó. “Estas entidades son violentas y suelen causar depresión y otros malestares”.

Para el experto también pudo haber sido un íncubo, quienes son demonios que aprovechan cuando una persona está dormida y se posan encima de ella para tener actos sexuales.