En las calles 27 y la A, del suroeste de Guayaquil, se percibe el temor. Los lugareños ingresan a sus casas cuando personas extrañas se acercan y niegan que en la zona se susciten hechos de violencia, a pesar de que las evidencias señalen lo contrario.

Fue lo que ocurrió el miércoles 15 de septiembre, cuando un grupo de personas, que dialogaba a menos de dos metros del sitio donde se registró un atentado la noche anterior, sostuvo que en el sitio no había sucedido ningún atentado (ver infografía).

Un minuto después, todos habían ingresado a sus casas. Un joven que transitaba por el lugar comentó que prolifera el microtráfico de drogas, a pesar de que a pocas cuadras hay una Unidad de Policía Comunitaria (UPC).

No obstante, no se conoce el motivo por el que dos individuo llegaron para quemar una camioneta Ford F150 que estaba parqueada a unos 20 metros de la intersección.

De lo que pudo recabar la Policía, la dueña se encuentra en el extranjero y la persona a cargo del vehículo no quiso dar mayores detalles a los investigadores, explicó el oficial a cargo del sector, teniente Rommel Andrade, quien pertenece al distrito policial Portete.

El uniformado lamentó la falta de colaboración de parte de los perjudicados e indicó que ellos deberían, como trámite para las investigaciones, asentar una denuncia formal en la Fiscalía.

En publicaciones de patios de ventas de vehículos, el precio de una camioneta como la destruida parte desde los 48 mil dólares.