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¡Terminaron ‘chiboleados’!

Luego de intervenir una fiesta clandestina en Quito, un policía terminó con su cabeza rota y una funcionaria del Municipio con un tobillo fracturado.

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Una de las agredidas tiene un pie fracturado. Le lanzaron un piedrazo en el operativo.Cortesía

A un policía le rompieron la cabeza de un piedrazo. Ahora, espera que lo operen porque su situación es delicada. Él es uno de los cinco heridos que dejó un operativo de control en El Panecillo, Centro Histórico de Quito.

Los agentes recibieron una denuncia sobre una fiesta clandestina, a las 22:00 del sábado pasado. Policías, militares y funcionarios del Municipio armaron el operativo.

La ‘guerra’ empezó cuando los farreros los vieron subiendo por unas gradas. “Lanzaron bloques, tierra, palos, piedras en contra de los uniformados, de las autoridades y de los vehículos”, contó Cristian Paredes, intendente encargado.

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La situación del agente es crítica porque se fracturó su cráneo.Cortesía

Los agredidos se cubrían. Los policías y militares usaban sus escudos. Los demás se escondían de la ‘lluvia’ de objetos que les caía.

No solo el subteniente sufrió una fractura, sino también una funcionaria del Municipio. Paredes detalló que a ella le rompieron uno de los tobillos, asimismo de un piedrazo. “Está a la espera de una operación”.

De a poco la cifra de heridos subió. Los que eludieron la agresión llegaron hasta la casa de la farra. Adentro identificaron a 30 personas, entre ellas una que tenía boleta de detención.

Sin embargo, el nivel de violencia no disminuyó. Los residentes estaban inconformes porque les cortaron la ‘chupa’. Gritaban y a empujones querían sacar a las autoridades.

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Nada les funcionó. Cinco fueron detenidos y fueron llevados hasta la Unidad de Flagrancia del centro - norte de Quito para iniciar un proceso.

Consecuencias de hacerse los ‘gallitos’

El intendente Paredes indicó que el delito que se cometió es incumplimiento de decisiones legítimas de autoridad competente. “Según el Código Penal, esto se paga con una pena de uno a tres años de cárcel”.

Luego del cambio de semáforo, se dispuso que se hicieran controles en las siete parroquias de Quito que tienen un mayor número de contagios de COVID.

Según Paredes, el Centro Histórico y Chillogallo son las zonas más problemáticas porque no se cumple la ley. Desde el 17 de julio al 23 de agosto se clausuraron 360 fiestas clandestinas en el Distrito.