Tiene la lengua bífida, unas protuberancias en la frente, la piel con manchas negras y una suerte de cresta de reptil en la parte superior de su cabeza. No, no nos referimos a una criatura extinta del Pleistonceno, sino a Sandro, un sujeto que se confiesa adicto a la modificación corporal.

Uno de sus cambios más cuestionados: cortarse las orejas. Como si no fuera suficiente: las guarda en un frasco.

Tiene 39 años y cuenta que ya se sometió a 17 procedimientos cosméticos, para más de uno son intervenciones extremas, para modificar su cuerpo y diferenciarse físicamente del resto de los mortales.

Mira aquí el video en el que se ve la oreja en el frasco. 

ADVERTENCIA: Estas imágenes pueden afectar a personas sensible.

Tras cortarse las orejas, Sandro optó por quedarse con ellas. Las guarda en un frasco con formaldehido para evitar que se pudran. A primera vista parecen cáscaras de naranja o algo similar La parte final delata su verdadero origen: es una parte humana.

Sus implantes están ubicados, además de en la cabeza, en sus manos y brazos. Sandro sorprende hasta cuando abre la boca, pues se dividió el extremo de la lengua en dos. Esto último, para tener una lengua bífida, como muchos reptiles.

A continuación, una secuencia de fotos que grafican la polémica intervención. ADVERTENCIA: LAS IMÁGENES PUEDEN HERIR SUSCEPTIBILIDADES.

¿Por qué la modificación corporal? Sí, es cierto que para muchos puede ser una aberración, resultado de algún desorden psicológico. No obstante, para Sandro, todos estos cambios le han dado más confianza en sí mismo. Y, al parecer, necesita más de eso: planea cortarse parte de la nariz para parecerse cada vez más a una calavera.

En su cuenta de Instagram se pueden ver más detalles de los cambios corporales a los que se ha sometido Sandro por su propia voluntad.