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Buena Vida

Autismo, atención temprana y mitos

Para diagnosticarlo se debe realizar una exploración física y neurológica completas, con pruebas de visión y audición.

autismo
Pon atención a la conducta de tu hijo.Shutterstock

Es una condición, no enfermedad. Ha pasado por numerosos debates desde hace muchos años y en sus inicios se manejó dentro de la psiquiatría. En estos manuales se lo conocía como Trastornos Generalizados del Desarrollo en donde se incluía el autismo de Kanner, el Síndrome de Asperger, el Trastorno desintegrativo de la infancia, el Síndrome de Rett y los trastornos generalizados del desarrollo no especificados.

Con la actualización de los manuales DSM V Y CIE 11, todos los antes mencionados, a excepción del síndrome de Rett (ya que tiene una base genética), se los incluye dentro del Trastorno del Espectro Autista (TEA). Gracias a esto y a los resultados positivos que se han visto, con las intervenciones adecuadas se ha podido sacar al autismo del discurso médico, y en la actualidad se lo reconoce como lo que realmente es, un espectro, en donde cada persona dentro de este es totalmente diferente. No hay ninguna persona con autismo igual a otra. Cada uno tiene sus fortalezas en ciertas áreas y sus tropiezos en otras. Por eso no es conveniente hablar de grados o porcentajes. En relación al origen, se han realizado muchos estudios con resonancias, tomografías, encefalogramas e incluso pruebas genéticas en donde no se refleja nada orgánico. Debido a esto la importancia de la detección e intervención temprana y las terapias adecuadas para mejorar.

Se inicia en la primera infancia y permanece a lo largo de toda la vida, pero con terapias adecuadas muchas veces se logra que el resto de la sintomatología que queda no afecte su calidad de vida. No es una discapacidad, es una posición particular ante el mundo. Sin embargo, si no se atiende, los desfases comunicativos, sociales, de pensamiento, abstractos y de conducta pueden empeorar con el tiempo.

Señales de alerta, se puede detectar desde el primer año de vida, incluso antes

- Son muy irritables sin razón alguna (es decir que no están enfermos, están bien alimentados y acompañados) o por el contrario niños extremadamente pasivos que llegan incluso a no pedir comida o permanecer bastante tiempo sin requerir atención de su cuidador.

- Tienen trastornos en el sueño. Duermen poco y pasan despiertos.

- Son selectivos con la comida, hay casos en los que desde los primeros meses se ve que hacen arcadas ante la leche o comida y es difícil que prueben nuevos alimentos.

- No aparece la sonrisa social a los 3 meses.

- Hay que estar atentos también a que el desarrollo físico se dé correctamente; por ejemplo, a los 12 meses se espera que estén caminando o en proceso de lograrlo.

- No responden al nombre. Generalmente ya prestan atención entre los 5 y 7 meses de vida.

- No señalan. Se espera que a los 10 meses un bebé señale con su dedo para comunicar. De hecho, esta acción se considera como uno de los primeros gestos comunicativos del bebé.

- Al año no habla. Un niño regular pueda decir 4 o 5 palabras que conoce de su entorno, pero puede entender muchas más. A los 18 meses debe tener unas cincuenta palabras o más y a los dos años debe estar armando frases de dos palabras. En esta edad también deben seguir instrucciones de dos pasos.

- No realiza espontáneamente gestos como hola, chao o decir no con su cabeza.

- Al año un niño ya debe buscar cosas que sus cuidadores esconden.

- No tiene contacto ocular constante, es intermitente o escaso.

- La comunicación verbal y gestual se encuentran afectadas. Ni la palabra ni el cuerpo comunican. Por eso muchas familias deben interpretar lo que desea. Pero para otros fuera del entorno no es posible comprender (esto se llama códigos particulares).

- Se interesan más por los objetos que por compartirlos con las personas.

- Les llama mucho la atención las cosas que giran.

- Le molestan los sonidos fuertes o ciertas canciones o voces.

- Puede aparecer el aleteo, caminar en puntas o dar vueltas sobre superficies o sobre el propio eje.

- Se da un retroceso y pierde conocimientos adquiridos.

A los 2 años presentan otras características

- Les molesta que les corten el pelo.

- No les gusta usar nada en la cabeza como gorras.

- Hacen carreras solos, van y vienen de un lugar a otro.

- Pueden reírse sin motivo aparente.

- Poca tolerancia a la frustración.

- No aparece el juego simbólico que se relaciona a la imaginación.

- No miden el peligro.

- Les encanta el agua, incluso pueden lanzarse con ropa.

- Dificultad ante cambios o transiciones.

- Problema en relacionarse con otros niños.

- No tienen lenguaje funcional. Es decir, pueden nombrar colores, letras del abecedario, pero no dicen su nombre, su edad, dónde viven (cosas sobre ellos y su vida).

- Pueden tener llantos muy fuertes por frustración (crisis no es lo mismo que una rabieta normal). También pueden presentar muchas rabietas y llegar a agredirse pegándose en la cabeza.

- Se sacan los zapatos y las medias constantemente.

- Se les dificulta caminar cogidos de la mano, quieren salir corriendo.

- Pueden temblar para expresar enojo, emoción o ambos.

- Obsesión por ciertas películas o capítulos de la televisión y también querer repetir constantemente las mismas escenas.

- Se meten las cosas a la boca, las chupan, se lamen las manos, lamen superficies, huelen comida o superficies, comen cosas no comestibles como goma.

- Tienen objetos en las manos que pueden ser sus juguetes o cosas de la casa, pero sin darles uso.

La experta

Los niños con autismo son muy imitativos y tienen buena memoria por eso es importante que estén escolarizados en aula regular para poder imitar a niños regulares. Necesitan recibir terapias adecuadas para solucionar sus dificultades que van en relación a la comunicación y socialización especialmente, y en estas terapias, integralmente abordar temas sensoriales, conductuales, de sueño, alimentación, entre otros. Toda terapia necesita el apoyo y compromiso de los padres para que pueda florecer. La terapia guía y la casa instaura. Los niños pasan mucho más tiempo con sus familias de lo que pasan con sus terapistas. Debido a esto, mi práctica es centrada en la familia. Los padres deben aprender y tener estrategias sobre cómo manejar cada aspecto de la vida de sus hijos”. María José Jáuregui, máster en autismo e intervención psicoeducativa.