‘Chupa’ con los amigos, por el matrimonio o por un bautizo... Son situaciones que demuestran lo arraigada que está la cultura del alcohol en Ecuador. Datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) también lo confirman: 900.000 ecuatorianos consumen bebidas alcohólicas, siendo el 89% hombres y el 10% mujeres. El 41 % lo hace semanalmente.

Sin embargo, el consumo a nivel nacional parece haber disminuido en el último lustro. En 2013, la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó un estudio en el cual Ecuador ocupaba el segundo lugar en América Latina con mayor consumo de bebidas alcohólicas. En aquel año, se ingería 9,4 litros de alcohol por habitante al año.

En la actualidad, según el Informe Mundial de Situación sobre Alcohol y Salud 2018, el país se ubica en el 15° puesto de Latinoamérica, con 4,4 litros por habitante.

A pesar de que Ecuador ocupa los últimos lugares de este reporte, aun hay cambios que se deben realizar. Para la psicóloga Carmen Peralta, el ecuatoriano promedio es, desde niño, partícipe de múltiples ocasiones festivas donde siempre aparece como protagonista principal el alcohol.

Esto lo corrobora Silvia Avilés, representante del Programa Educativo Psicología y Salud (PROEPS): “Tenemos la convicción de que no hay fiesta si no está de por medio el licor; y este se encuentra presente en los eventos familiares, celebraciones sociales, para amenizar los triunfos o disipar los fracasos”.

Para cambiar esta realidad, Peralta cree que varios sectores de la sociedad deben unirse: las familias, las empresas, los medios y los colegios. “Cada uno debe aportar desde su ámbito de acción a ejercer acciones para disminuir el consumo de alcohol en los adolescentes”, subrayó.

Un fenómeno mundial

Cifras de la OMS evidencian que más de una cuarta parte de los jóvenes de 15 a 19 años de todo el mundo, el 27%, bebe alcohol. Las mayores tasas de consumo corresponden a Europa (44%) seguido de Américas y Pacífico Occidental, ambos con 38%.

Asimismo, las encuestas escolares muestran que, en muchos países, el consumo de alcohol comienza antes de los 15 años, con diferencias muy pequeñas entre niños y niñas.