Buenos días, estimada Esperancita. Mi nombre es Christina, tengo 28 años y soy de Manabí. Conocí a mi esposo, de 37 años, en Quito, nos enamoramos y quisimos formar una relación de pareja. Lamentablemente, me enteré que tenía algunas adicciones que no podía dejar con facilidad; tuve que lidiar contra esa situación porque lo amaba.

Hace un año y medio tomamos la decisión de mudarnos hacia El Coca. Nos hizo muy bien el cambio, ya que durante ese tiempo él dejó de beber. Pero por desgracia, hace seis meses, su hermano también vino a vivir acá, y para colmo, cerca nuestro… Desde entonces mi esposo empezó otra vez con el vicio del alcohol y hasta se mete otro tipo de sustancias dañinas. Un día llegó mi cuñado a la casa y se lo llevó a beber, regresaron en la madrugada; cuando lo recibí en la puerta lo vi muy mal. Después de que se había recuperado vino a caer de nuevo en las drogas. Hablé seriamente con él y me pidió perdón, me prometió que no lo volverá a hacer, que solo fue un resbalón, pero no desea seguir en lo mismo de antes. Le dije que se fuera de la casa, porque para vivir con un hombre así prefería quedarme sola… No sé si estuvo bien lo que hice. Me encuentro entre la espada y la pared… ¡Ayúdeme!

Respuesta:

No hiciste nada fuera de lo común, solo lo que tu mente y corazón dicen. Es normal, pues estás harta de enfrentar esa situación. Es más, no tienes por qué cargar con ese ‘muerto’ sola. Cada persona debe ser responsable de sus actos y consecuencias. El alcoholismo y la drogadicción son enfermedades tóxicas, que se curan solo con tratamientos médicos y terapia psicológica, no con promesas falsas que te hagan creer. Por lo que veo esos malos hábitos vienen desde familia. Pero si ya sabías con qué pata cojeaba tu marido ¿por qué no te separaste a tiempo? A veces las mujeres piensan que el hombre por amor va a cambiar, y después se dan un tropezón contra la pared cuando ven que no es así. Tu cuñado es una mala influencia, como hermano no sirve. Y tu esposo no se queda atrás, no es ningún niño, sabe bien lo que hace. Hijita, mejor evítate más problemas y si tienes que separarte, hazlo. No tengas miedo de estar sola, más importante es tu bienestar emocional y físico. No esperes que todo en un momento llegue a mayores. Si realmente te ama y quiere rehabilitarse debe tener voluntad. Es importante poner primero a Dios en todo lo que se quiera lograr, sin Él no somos nada. ¡He dicho!

Doña Esperancita no solo trata temas relacionados al amor, también de otra índole. Cuente su historia a donaesperancita@granasa.com.ec o puede enviar mensaje al WhatsApp 0990214407.