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Buena Vida

Cuenca: Aprenden el arte de tejer paja toquilla

Uno de los artesanos busca involucrarse en oficio de tradición familiar

tejido
Las jornadas de aprendizajes se realizan en la Casa del Sombrero.Jaime Marín

Concentrado, sentado sobre un banco plástico y en el atrio de la Catedral Vieja, de Cuenca (Azuay) Patricio Guachichulca contaba el número de cruces de unas hebras de paja toquilla para comenzar el tejido de un tradicional sombrero ecuatoriano que se confecciona a mano.

El hombre, de 32 años, es alumno de los talleres de tejido de esta prenda que cada seis meses dicta la artesana Blanca Guambaña, en el Ecomuseo Municipal Casa del Sombrero. Es el único varón en este grupo que busca aprender todos los detalles sobre la labor manual.

“Ya puedo tejer modelos sencillos de sombreros”, sostiene Patricio, quien con este aprendizaje tiene la intención personal de recuperar la tradición ancestral y familiar. Su bisabuela, abuela y mamá se dedicaban al oficio de tejer paja toquilla. “Mi mamá heredó el arte, pero hace quince años lo dejó”, adujo Guachichulca. Por historia y en memoria de sus ancestros él había decidido involucrarse en el oficio.

Él asistió a uno de estos cursos que desde 2010 dicta Guambaña, pero por su habilidad, destreza, ingenio y talento se ha convertido en ayudante de la maestra.

Luego de las clases teóricas, él dirige las prácticas al resto de talleristas. Así, cree que va aprendiendo más y anhela, prontamente, convertirse en un experto en el tejido de toquilla.

A su lado, Diana Shagüi, de 28 años, captaba el movimiento de manos que hacía Guachichulca y procuraba memorizar la forma de entrelazar los finos hilos de toquilla para formar el centro o punto de inicio de una prenda para cubrir la cabeza del sol o del frío y que es un accesorio de vestir.

Jessenia Batista y la canadiense Valeria Dub´e también compartían la práctica del entrelazado de la fibra vegetal.

La tradición del tejido del sombrero de paja toquilla está asentada en Azuay desde el año 1849. Los primeros tejedores fueron hombres, y es eso lo que Patricio Guachichulca pretende recuperar.

Tejer la toquilla es un arte desde tiempos prehispánicos. Algunos historiadores lo ubican en el Período Formativo (3500 a. C-500 A. C.), representado principalmente por las culturas Valdivia y Chorrera.

El tejido de sombrero en 2005 fue declarado como patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). JM