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Buena Vida

Emerson Morocho: “Mi hijo sabe que detrás de Señorita Laura está su papá”

A los tres meses de nacido el humorista lo subió al escenario. Desde entonces, el niño, de 4 años, participa en todas las obras.

Foto de Sistema Granasa
A los tres meses de nacido el humorista lo subió al escenario. Desde entonces, el niño, de 4 años, participa en todas las obras.Gerardo Menoscal

La infancia de Emerson Morocho podría ser el guion de cualquier teledrama. Marcado por la pobreza extrema y la ausencia de sus padres, el actor que personifica a Señorita Laura y Vieja Lucha se crió en una invasión de Machala junto a su bisabuela, quien se esforzó por darle, a pesar de sus carencias, cariño y valores. Eso es lo que ahora el humorista quiere ofrecerle a su hijo Angelito, quien llegó a su vida sin esperarlo. El niño, de 4 años, es bien conocido por el público, ya que desde que tenía tres meses de nacido participa con su papá en las obras de teatro.

Angelito, tu hijo de 4 años, llegó sin esperarlo.

Para mí es un envío de Dios, por eso le puse Ángel. Siempre supe que quería tener mis hijos, pero como viví una infancia muy triste y con traumas, siempre dije que el día en que venga un hijo mío, debe venir con todas las comodidades y que le daría lo que nunca tuve. El tiempo pasaba y me parecía que no tenía todo para darle, hasta que Dios dijo: “Este es el momento”.

Y tuviste a tu tan ansiado hijo.

Yo sé el día que lo hice. Algo me dijo: “Vas a tener un hijo”. Yo supe el día en que lo hicimos. No nos habíamos protegido algún tiempo, pero ese día pasó.

¿Cómo te cambió la vida la llegada de Ángel?

Con la muerte de mi bisabuela Jacinta Aguilar, mi vida no tenía sentido. Sentía que nada me ataba a este mundo, me daba igual si venía un ladrón y me mataba o si me decían: “Mañana vas a morir”... No sé. Pero con la llegada del niño, mi vida comenzó a tener sentido. Ahora no quiero morir, quiero estar aquí con él y dejarlo bien.

Aunque todavía es muy pequeño, lo he visto actuar en tus obras. Le estás enseñando a desenvolverse en las tablas.

Desde los tres meses está en las tablas. Fue algo chistoso, ahí nació la idea de crear a la Vieja Lucha, y como el personaje necesitaba tener un bebé, ahí lo metí. No sé si sea así, pero ya lo lleva en los genes. En el show él lloraba y cuando lo agarraba se callaba. Él siempre fue el bisnieto de la Vieja Lucha. Me representa a mí con mi bisabuela. Al cumplir un año empezó a bailar reguetón. Le gustan los aplausos.

Te la pasas trabajando. ¿En qué momento compartes con tu bebé?

Siempre, desde que tengo uso de razón, trabajo; pero me doy el tiempo para estar con mi hijo. Antes lo iba a dejar y a ver, pero ahora tiene expreso, no quiero que llegue tarde. Aprovecho la hora de almuerzo, como con él, jugamos, le ayudo a hacer los deberes y así sea por ratitos me escapo de mi rutina. Los fines de semana somos inseparables, me acompaña a los shows, él sabe que Laura es su papá.

¿Nunca se confundió o te preguntó quién es esa señora?

No, no, no. Desde chiquito él conoce al personaje y sabe que detrás de ella está su papá. En este último show me pasó. Él razona y dice “show”, es el más emocionado. Amanece y dice: “Ya papá, el show”. Se acuerda cuando tenía dos o tres años. Él nunca dice “Vieja Lucha” o “Laura”, sino “papá”.

¿No te identifica con esos personajes?

Él sabe, incluso cuando ve los trajes o las pelucas de Laura dice: “El papá, el trabajo”. Conoce lo que es y lo que hago.

¿En algún momento le ha dado por caracterizarlos?

No, eso no. No lo he visto. Cuando me veía en la TV, le decía a la mamá: “Ve, el papá”. Nunca le decía “Laura” ni “Vieja Lucha”, sabía que el papá estaba trabajando.

¿Cuándo llegan los otros niños?

Quisiera, pero tal vez Dios me los mande como lo mandó a Angelito. Sigo teniendo aún el miedo de no poderles dar a mis hijos lo que yo no tuve. Será que sufrí tanto en mi niñez...

¿Qué te faltó?

¡Todo, todo! Ahora lo cuento. No cuento sobre mi pobreza para que me tengan pena, sino para que la gente diga: “Si él pudo, yo también puedo salir de aquello”. Uno no tiene la culpa de nacer pobre; uno es culpable si se sigue manteniendo en la pobreza.

¿Cómo fue tu niñez?

Mi mejor comida era un repe, que era un majado de guineo verde de rechazo que botaban las bananeras de Machala, junto con un huevo frito y eso era la carne. Era todo un lujo, junto a una agüita de yerbaluisa o canela que hacía mi bisabuela. Vivimos una pobreza extrema en la que teníamos pozo séptico y yo no me daba cuenta, pensaba que así era todo. Las paredes eran de cartón prensado, material que sobraba de las bananeras. Yo vivía en el sector de Nuevo Pilo.

Te crió tu bisabuela. ¿Qué pasó con tus padres?

Mi mamá se fue a España y me dejó con su abuelita. Ella no migró por mí, sino porque estaba mal. Me abandonó. Siempre supe de ella, pero cuando regresó derrotada, porque la pasó muy mal, recuerdo que mi bisabuela me dijo que nunca la desampare. Siento que la sangre llama a la sangre y ahora nos estamos dando la oportunidad de recuperar el tiempo perdido.

¿A los cuántos años te reuniste con ella?

Fue cuando nació mi hijo. Y creo que Dios dijo que ya era hora de que la familia tome sentido.

Es paradójico. Llevaste una vida tan triste y ahora haces reír a la gente.

Antes lloraba al contar mis historias. Ahora siento que ya no es momento de llorar, sino de agradecer. Siento que de no haber pasado todas esas cosas, tal vez no estaría donde estoy. Siento que tal vez el sufrimiento y cada uno de los pasos en mi vida me hicieron llegar a donde estoy, me hicieron valorar la vida y cada cosa que tengo. No soy vanidoso ni ostentoso. Tengo miedo por mi hijo, pienso ahorrar para él, quiero asegurarle el futuro.

Se acerca el Día del Padre. ¿Compartirás con tu papá?

Mmm... No tengo una buena relación con mi papá. A pesar de que tuve más contacto con él que con mi madre, él me hizo mucho daño. No lo odio, no tengo resentimientos, pero simplemente está ahí.

¿Qué te aleja de él?

Está ahí saber que soy un hijo no deseado para él, porque de hecho me lo dice siempre. Aun así le llevé a presentar a Angelito y me dolió tanto que me diga: “¿Y qué quieres que haga?”. No lo quiso recibir, me lo dejó en los brazos. Lo que me dijo es que era mi hijo y mi responsabilidad.

¿Has logrado superar ese episodio? ¿O te cuesta aún?

Sí, ya lo superé. Antes contaba esto y lloraba.

Más de él:

En esa ciudad se inició, siendo adolescente, como locutor de radio.

Lleva más de 18 años en Guayaquil, ciudad a la que vino para trabajar en radio Tropicálida, Antena 3 y Canela, donde aún labora.

Ha participado en varias producciones y series de televisión.

Es conocido por caracterizar en teatro a Señorita Laura, Vieja Lucha y ‘la chica de los asaditos’.

Su sueño desde niño fue ser cantante. Cuando pudo ahorrar algo de dinero, pagó la producción de un tema que él mismo escribió y cantó.

Se considera ahorrativo y nada vanidoso. Es dueño de un negocio de venta de accesorios para vehículos.