Hay quienes tienen pánico a las alturas, a las arañas, a las cucarachas, a los ratones, a hablar en público, a volar y hasta a conducir un vehículo. Existen fobias de todo tipo y se trata de ese miedo irracional a una cosa o actividad.

Quienes lo experimentan sufren de un alto grado de ansiedad, comienzan a sudar, tienen palpitaciones, temblores, mareos, respiración entrecortada... Las páginas especializadas de Psicología tienen definidas a las fobias más comunes como la agorafobia (miedo a los espacios abiertos) y la claustrofobia (pánico a estar en un espacio cerrado). Están también en la lista esa incapacidad de hablar en público (glosofobia), de estar en sitios altos (acrofobia) o de entrar en contacto con la sangre (hemofobia).

Pero además hay un grupo no muy común y raro entre las cientos que existen. Hay una que es tan extraña que es difícil de pronunciar, se llama hexakosioihexekontahexafobia y es el miedo que genera el número 666. Está también la xantofobia que la sufren quienes no pueden enfrentarse al color amarillo porque les genera gran ansiedad. Hasta el queso (turofobia) puede estresar a algunos.

Y aunque le parezca extraño, hay quienes le temen al dinero. Es lo que se conoce como crematofobia o crometofobia.

La lista sigue y la componen además los que le tienen pánico a los payasos (coulrofobia), a la lluvia (ombrofobia), a los ombligos (omfalofobia), a los árboles (hilofobia), al número 13 (triscaidecafobia). Y qué decir de la papafobia (miedo al Papa), la fobia al cielo, a las barbas y a los agujeros.

Hay de todo y para estos casos se utiliza la psicoterapia. El de las fobias es un mundo enorme y no se sabe con exactitud cuántas existen.