SUSCRIBIRME POR $1/ 1 MES

Exclusivo
Buena Vida

¡Las Musas se volvieron canillitas!

Ellas alborotaron la Pedro Pablo Gómez de Guayaquil y fueron la sensación gritando “¡EXTRA!, ¡EXTRA!”.

Foto de Sistema Granasa
Débora, Ketzia, Gissela, Daniela, Elena y Nicole en el mercado de Pedro Pablo Gómez.Santiago Castro / EXTRA

Las Musas de la tecnocumbia se robaron nuevamente el show, pero esta vez no en una tarima, sino en plena calle y, nada más y nada menos, ¡que vendiendo el Diario EXTRA!

Ni bien pisaron el popular mercado Pedro Pablo Gómez, en el centro de Guayaquil, las seis bellezas sintieron el calor de la gente, que las ovacionó con chiflidos y piropos.

El reloj marcaba las 07:30 del jueves pasado. Su noble misión era ayudar a la canillita Esther Cedeño, quien se gana la vida vendiendo diarios desde hace tres años. Con su trabajo lleva parte del sustento a su familia. “Vendo EXTRA”, dijo orgullosa.

La gente fue muy respetuosa. En 30 minutos lograron vender todo y hasta faltó periódico. Nadie se quedó sin su foto. Los hombres fueron los más contentos por su visita. Muchos de ellos pensaron que eran venezolanas.

“Deberían venir siempre, soy capaz hasta de vender mi puesto por quedarme con una de estas bellezas”, expresó un vendedor de carnes.

La que más gritó “¡lleva tu EXTRA!, ¡lleva tu EXTRA!” fue Elena Viteri. “Me encantó ayudar y, sobre todo, tener contacto con el público. Indudablemente lo volvería a hacer”, aseguró.

La despampanante Nicole Rodríguez no sabía al principio cómo vender, pero después se dejó llevar y con las fotos enganchó a la gente.

Fue una locura. Los comerciantes pidieron que las chicas subieran hasta el primer piso. Cuando lo hicieron, la gente se amontonó y siguió comprando.

La vocalista principal, Gissela Arias, reunió al final a su grupo para que contara el dinero recaudado en la venta y le entregaron a la señora los 12,50 dólares obtenidos.

“Nunca había estado en medio de tanto alboroto, estuve tímida al principio, pero seguí vendiendo”, manifestó Arias.

Al final, Las Musas de la tecnocumbia se despidieron de doña Esther con un fuerte abrazo y con la convicción del deber cumplido.