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¡Que la nueva pareja no sea una amenaza!

Los celos suelen ser la causa principal para no tolerar a un padrastro o madrastra. Si no se encauza adecuadamente, los hijos pueden sentir ira, odio o llegar a fatales consecuencias

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Para los adolescentes es más difícil aceptar a un padrastro o madrastra.Archivo Shutterstock

Papá y mamá se separaron. Luego, llega la nueva pareja a vivir a la casa. Que ingrese un desconocido al núcleo familiar puede representar una amenaza para el niño, adolescente e, incluso, para un adulto. Esto suele restar predisposición en ellos, aún más si tienen un vínculo emocional fuerte con sus padres biológicos, señala la psicóloga Geovanna Franco.

La experta menciona que también influyen las ideas estereotipadas y negativas de los padrastros y madrastras, que sesgan la relación antes de vivirla.

Para su colega y orientadora, Érika Alvarado, los celos son, por lo general, la razón principal que podría causar una mala convivencia. Y el adolescente presentaría más dificultad en la aceptación de la nueva situación familiar, debido a los cambios de la etapa que vive.

Con los conflictos todos salen perdiendo, pues estos afectan al sistema familiar. “Se daría un ambiente hostil, un bajo rendimiento laboral en los adultos y académico en los chicos, quienes podrían tener problemas emocionales como culpa, soledad, tristeza, depresión, baja autoestima”, dice Franco.

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No deje que avance

Según Alvarado, la ira se puede volver odio y este llevar al hijastro/a a la violencia. Puede darse por diferentes causas. Una de ellas es cuando la persona debió pasar por un periodo de sufrimiento intenso o vivió bajo constante agresión. Esto le produce un desequilibrio emocional, ya no es capaz de controlar sus emociones.

Otro motivo es estar bajo la influencia del alcohol o drogas. Y una tercera causa es sufrir de alguna patología mental.

Es importante acudir a terapias familiares, no dejar que la situación se torne incontrolable, expresa la orientadora.

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EXTRATIPS

    • Anticipar la llegada del padrastro o madrastra. La comunicación sincera y paciente del progenitor ayudará a una mejor aceptación. Que en las conversaciones se despejen dudas y estereotipos sobre la nueva pareja. Y deje en claro que él o ella no busca reemplazar a nadie en la familia, pues cada persona es única.
    • Póngase en el lugar de los hijos, empatía es esencial. No minimizar sus conductas de rechazo ni juzgarlas con dureza. Entender que el momento por el que están atravesando no es fácil. Por eso no pierda el control por las actitudes de los muchachos; el respeto es fundamental en todo tipo de relación. Trate de comprender su comportamiento y siempre dialoguen.
    • Que el progenitor defina el rol de su nueva pareja. Después debe darlo a conocer a los hijos, para así evitar cualquier tipo de confusión y conflicto. Considere la opinión del niño o adolescente en todas las decisiones familiares.
    • Que el padre sea el mediador entre ambos. Que ellos sean quienes den apertura a la relación entre sus vástagos y la nueva pareja, que esto sea de manera progresiva. Para ello es recomendable establecer entre todos los miembros diversas actividades recreativas, de preferencia que sean afines a ellos, así podrán conocerse mejor y trabajar en la confianza.
  • Si conviven hijos e hijastros, sea equitativo. Siempre ofrezca un trato igualitario para ambas partes, sin favoritismo, eso daña la relación.
  • Actitud positiva ante el padre o madre biológica. Si estos viven, es importante mantener en lo posible un trato cordial con ellos y hablar en forma positiva de los progenitores.
"El adolescente experimenta cambios físicos, emocionales, conductuales, nuevos para él, por eso le cuesta; el niño se adapta con mayor facilidad”.Geovanna Franco, psicóloga 
"Si no se consigue una buena relación entre hijo y padrastro o madrastra, asimismo será muy complicado lograr la aceptación de un hermanastro/a”.Érika Alvarado , psicóloga y orientadora