• CLAVES

1. Respira y actúa
En el momento de tensión, que no se te olvide el amor que sientes por tu pequeño. Esa fuerza interior que podrás sacar solo depende de ti, de tu práctica diaria y de tu motivación para conseguirlo. Este patrón frente a las situaciones en las que antes estallarías serán el primer paso hacia el éxito.
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2. Respeta a tu hijo
Aunque su comportamiento te resulte “incómodo”, es normal que esta clase de conductas formen parte de su repertorio de acciones. Descargar con ellos tu ira por el simple hecho de hacer eso que te enoja es totalmente contraproducente.
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​3. Educa, no castigues
Los castigos no son malos en todos los casos, pero solo deben aplicarse cuando realmente esté claro que no hay voluntad de parte del niño en colaborar, y siempre explicándole el porqué. Por supuesto, el castigo físico está descartado.
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​4. Pon a trabajar tu inteligencia emocional
Así serás capaz de identificar estados emocionales y regularlos para que se adapten a tus objetivos. No permitas que tu enojo sea un obstáculo. Un punto de vista más neutral y objetivo es útil para dejar de pensar tanto en cómo castigarlos y dale la vuelta a la situación para que el conflicto con ellos no se agrave y te vean como una persona aliada.
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​5. No seas imponente
No confundas imposición con autoridad, solo hazle entender a tu hijo que su comportamiento no es el adecuado. Asegúrate de que comprenda la razón por la cual lo estás reprendiendo.