SUSCRIBIRME POR $1/ 1 MES

Exclusivo
Familia

Ponte pilas, el palo no arregla un mal quimestre

Golpear a tu hijo no es la solución, al contrario, es contraproducente. No es el acabose, puede haber una recuperación, pero hay que trabajar en equipo: padres, alumno y maestros.

llanto
Los golpes no ayudan. Recuerda que una nota alta no significa que hay aprendizaje asimilado.Pixabay

Llegó la entrega de libretas y casi se te salen los ojos, no por las buenas calificaciones de tu hijo, sino por las malas notas del quimestre.

Pero antes de ‘pegarle’ tremenda retada entérate que hay varios factores que contribuyen a un mal rendimiento académico. Uno de ellos puede ser una necesidad educativa especial asociada a la discapacidad (física, psicosocial e intelectual); puede estar vinculada a alguna vulnerabilidad (violencia intrafamiliar, consumo de drogas, enfermedades catastróficas, embarazo en menores, etcétera), sostiene el psicólogo clínico Daniel Cabrera.

Frustración, decaimiento, posibles depresiones, ansiedad, inseguridad, problemas emocionales y físicos, eso experimentarían los niños que sacan malas notas, detalla la psicopedagoga y maestra Génesis Espín.

Cabrera agrega otras afecciones. “Una de ellas puede ser en el área de la autoestima. Este es uno de los principales efectos psicológicos que puede adquirir un menor que siente que no encaja en las actividades, que los demás resuelven sin mayor problema. Recuerde que existen varias inteligencias”, dice el psicólogo.

RELACIONADAS

Equipo de tres

Esto se refiere al trabajo entre padres, hijos y maestros. “Es esencial que los niños no se sientan solos y frustrados, que perciban el acompañamiento, afectividad, comunicación empática, generando en ellos motivación, buenas expectativas, participación y espontaneidad al expresar sus temores”, señala Crespín.

“La guía de un adulto desarrolla más y mejor las capacidades (habilidades) en el chico, la corresponsabilidad es una labor de padres y docentes”, finaliza el especialista.  

Aprobar y aprender no es lo mismo

No exija solo calificaciones altas, 10 o 9. Según Crespín, el niño puede llegar a pensar que se lo quiere solo por sus notas, no por lo que es.

“Esto suele pasar mucho cuando los padres son perfeccionistas y no admiten errores de ninguna naturaleza en el estudiante”, asevera la profesora.

RELACIONADAS

“La nota es solo un valor que no siempre representa la realidad. Exigirle al chico notas excelentes puede crear rasgos obsesivos en su personalidad, así como una rigidez comportamental y baja tolerancia a la frustración”, expresa el experto en salud mental.   

EXTRAtips

1. Habla con tu hijo y averigua qué le afectó. Charla calmado, sin reclamos, pregúntale si no le gusta la materia, no le entiende al ‘profe’. Ve cómo estudia y dialoga con el maestro para que trabajen juntos. Pregúntale cómo se siente al respecto.

2. Dale confianza. Dile frases como: “Aprovecharemos este quimestre”. Inclúyete, así no se sentirá solo.

3. Hazle chequeos para ver si no es un problema de salud. Evaluaciones visuales, auditivas, etcétera. También cambiarlo de puesto en el salón puede servir, esto sería en el caso de que se distraiga o que se le dificulte la visión.

4. Crea un plan de acción. Anímalo a ganar puntos con la actuación en clases y tareas. Consúltale al ‘profe’ si hay chance de trabajos extras. Estudia con él y comprueba si asimiló.

5. Hazlo responsable, no culpable. No le hagas las tareas, el esfuerzo debe ser de él, tú alienta y guía.

6. Adiós distractores. Tablets, celular y videojuegos, hasta que alcance la meta. No es un castigo, es una medida de ayuda.

7. Identifica el tipo de inteligencia de tu niño. Así él aprenderá más rápido: inteligencia matemática, musical, espacial y más.   

“Luego del confinamiento no todos los menores pudieron interactuar con personas externas. La socialización marca la adaptación y el rendimiento académico”.Génesis crespín, psicopedagoga y maestra
estudiando
Trata de descubrir qué tipo de inteligencia tiene tu hijo.Pixabay
“Hay que considerar que diversos estudios avalan que los centros educativos suelen ser uno de los agentes más estresores en los menores de edad”.Daniel Cabrera, psicólogo clínico