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Buena Vida

Hace 30 años, estas novelas paralizaron al mundo

En los tiempos en que no existía Netflix ni plataformas digitales, grandes productoras televisivas como Radio Caracas, Venevisión, Televisa, Rede O Globo o empresarios como el argentino Raúl Lecouna vendían al mundo sueños y fantasías a través de sus t

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En los tiempos en que no existía Netflix ni plataformas digitales, grandes productoras televisivas como Radio Caracas, Venevisión, Televisa, Rede O Globo o empresarios como el argentino Raúl Lecouna vendían al mundo sueños y fantasías a través de sus telenovelas. Era la época en que niños, hombres y mujeres eran hipnotizados con historias en las que el romance, la intriga, la ambición y las pasiones prohibidas estaban a la orden del día.

Abigaíl (Venezuela)

Protagonizada por Catherine Fullop y Fernando Carrillo. Cuenta la historia de la hija única de un acaudalado hombre de negocios, hermosa y caprichosa, que se enamora de su profesor de Literatura del colegio. Luego de conquistarlo, sale embarazada, tiene un hijo, el cual entrega a una taxista desconocida en un momento de desequilibrio mental. Ella luchará durante muchos años por recuperar no solo a su vástago, sino también al amor de su vida, a quien culpa de la pérdida de su niño. Su hijo reaparecerá años más tarde un día en que, por necesidad, entra a robar en la mansión de Abigaíl ya convertido en un hombre.

Vale todo (Brasil)

María de Fátima (Gloria Pires) es una joven capaz de cualquier cosa con tal de ganar dinero y poder. Raquel (Regina Duarte) prefiere tener una vida modesta, pero con principios éticos y morales. Ese es el punto central de la trama: las diferencias entre madre e hija, que piensan de formas completamente diferentes y esperan de la vida realizaciones distintas. La sobrevivencia de estas dos mujeres fue retratada a lo largo de 204 capítulos, en esta producción brasileña que paralizó a millones de telespectadores.

Señora (Venezuela)

Eugenia Montiel (Maricarmen Regueiro), una chica de barrio, es encarcelada por un juez inflexible y víctima de un retardo procesal, la condena a cinco años de cárcel. El destino provoca que esta mujer conozca al personaje principal de la serie, Constitución Méndez (Caridad Canelón). Por vez primera en la telenovela venezolana, el poder, la codicia y el amor eran temas manejados en torno a las mujeres y por las mujeres.

El pecado de Oyuki , 1988 (México)

A finales del siglo XIX y principios del XX, en una pequeña aldea japonesa vive Oyuki Ogino (Ana Martin), una bella mujer, buena y honesta, cuya belleza y atributos físicos son aprovechados por su hermano ambicioso Yutaka Ogino, quien contra su voluntad la convierte en una geisha y empieza a explotarla para sacarle dinero con el que pueda mantener sus vicios. Obligada y resignada, Oyuki empieza a trabajar mientras que los hombres de las afueras pagan grandes cantidades para que ella los entretenga con su espectáculo, uno de esos hombres es Irving Pointer, un pintor de origen inglés que le cambiará la vida.

Amándote (Argentina)

La trama giraba en torno a Carolina (Jeannette Rodríguez), una camarera de un lujoso hotel de Miami, que conoce a Martín Arana (Arnaldo André), un piloto de avión argentino que seduce a la joven, y aunque sienta que ella no es como todas las demás, Martín regresa a Buenos Aires, intentando olvidar el romance con la muchacha. Enamorada de él, y al no soportar la ausencia, Carolina viaja a Argentina y descubre que se va a casar con Lisette Mistral (Lupita Ferrer), la directora de una revista, a quien le será infiel con muchas mujeres que se cruzarán en su camino.