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Buena Vida

Robin Novoa ¡Es calle, pero elegante!

El periodista de la radio Área Deportiva tiene pinta de ‘aniñado’. Conoce todas las ´huecas’ de Quito, es fan de la buena comida, le gusta el reguetón y disfruta la farra.

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Desde niño, Robin Novoa ya se sentía atraído por el fútbol.Cortesía

Aunque su ‘pinta’ de saco y corbata, ojos claros y cabello rubio le ha dado fama de ‘aniñado’, el periodista deportivo Robin Novoa es un hombre sencillo, “de calle” y agachaditos. Nació en Quito hace 41 años y no hay lugar en el mundo que él ame más que su ciudad de origen. Es un mapa ambulante, con la capacidad de identificar hasta el callejón más remoto de la capital. Y es tal su conocimiento que no duda en recomendar a sus amigos las mejores ‘huecas’ para comer un buen mote, una fritada o unas ‘salchis’.

Novoa es aficionado de los deportes, especialmente del fútbol y ha recorrido el país y varios lugares del planeta gracias a su profesión. La televisión y la radio se han convertido en su hogar por más de tres décadas.

Pero más que una ‘cara bonita’ ha sido su talento y perseverancia los que han permitido su permanencia detrás de los micrófonos. Hoy, el periodista deportivo se confiesa con DOMINGUERO y cuenta sobre su gusto por la comida, una buena fiesta y su amor por la familia.

Se ve bastante joven, ¿es usted papá?

Soy traga años (Risas). Tengo dos niñas grandes. La una está en la universidad y la otra en el colegio. Tienen 21 y 15 años. Parecen mis hermanas.

¿Es muy celosos con ellas?

Con mis parejas nunca fui celoso, pero con ellas es diferente. No de espantar los novios, pero sí soy intenso. Lo bueno es que ellas aún no están en eso de novios, por eso estoy tranquilo. Cuando llegue el momento, quién mejor que yo para asesorarlas.

¿Cómo fue su infancia, siempre supo lo que quería hacer de adulto?

Tengo una anécdota interesante: tomaba mi grabadora de cassette. No sé de dónde se me ocurrió la idea, pero le bajaba el volumen y empezaba a relatar, a mi manera, los partidos. Debí haber sido bastante malo, pero me gustaba mucho. (...) Luego le pedí a mi hermano que haga los comerciales mientras era el relator del fútbol.

Pero el fútbol, solo para relatarlo o ¿también para jugarlo?

Cuando era niño jugaba en la calle con dos piedras como arco. Hasta cerrábamos la vía para los campeonatos.

Por su estilo, muchos piensan que usted es ‘pelucón’, ¿qué opina al respecto?

Vivía en La Colina (centro de Quito), me gradué en un colegio fiscal. Conozco todas la ‘huecas’ de comida buena y barata, porque las he probado. De ahí salió la frase “calle, pero elegante”.

¿Cómo fue esa experiencia de estudiar en colegio público?

Estuve en ocho colegios. No me expulsaban, pero cuando terminaba el año le decían a mi madre: vea señora aquí tiene los papeles, búsquele nomás otro colegio a su hijo. Por una palanca entré al Montúfar. Al principio no quería, pero luego me gustó.

¿Le hicieron ‘bullying’ por cambiarse de un colegio particular?

De ley. No es fácil, todos quieren aprovecharse. El primer día, un compañero me dijo: “oye nuevo, a la salida piscinazo”. En el Montúfar hay dos piscinas: una funcional y la otra que está vacía. Es la que usaban como coliseo para las peleas.

¿Ese día ganó?

Solo diré que quedé como el líder del curso. No soy buen puñete, pero me defiendo.

Deportista, fiestero y comilón

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Al periodista le gusta el deporte y los viajes.Cortesía

¿Qué otros deportes le gustan?

Practicaba natación. Hasta crucé el lago San Pablo. No era tan bueno como para competir, pero sí como afición. Actualmente en mi vejez (risas) estoy yendo al gimnasio. Nunca me gustó, pero con los años, uno se va volviendo pesado. No fui para conseguir músculos, ni por un tema físico, sino por salud.

¿Tiene alguna otra habilidad, tal vez para la cocina?

Uh, no. Para eso sí soy malísimo. No sé ni freír un huevo. Pero me encanta comer, sobre todo las carnes, el mote. Si mi cuerpo reflejara lo que como pesaría tranquilamente 200 libras.

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a Novoa le encanta comer, especialmente carnes.Cortesía

¿Alguna otra actividad que realice, además del periodismo deportivo?

Mucha gente no sabe, pero he tenido discotecas. De muchacho hacía modelaje. Soy una persona de muchas ideas, si mañana debo vender empanadas, pues lo hago.

¿Le gusta la farra?

Me gusta farrear. No soy de emborracharme, no fumo, me gusta bailar. Me gusta el reguetón; hasta abajo. No digo que disfruto todas las letras, pero las escucho.

¿Alguna vez ha tenido algún problema por el que lo hayan querido chantajear?

Una vez con un taxista; se portó grosero y como hombre le tuve que responder. Ahí nos fajamos. Luego me dijo que me estaba grabando y le dije: haga lo que se le dé la gana... Pero por lo general soy bien portado.

Una vida entre micrófonos y exclusivas

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Desde que inició su carrera ha cubierto deportes.Cortesía

Sí, siempre. Estuve 12 años en televisión, en Ecuavisa, y voy 20 años en la radio.

¿Cuál ha sido su estrategia para conseguir la información?

Me la he ganado, marcando la diferencia, haciendo en mis reportajes lo que no hace el resto. Por ejemplo, los otros decían: la selección entrenó para su próximo encuentro. Yo empezaba la nota así: Édison Méndez faltó a la práctica. Siempre buscaba lo nuevo, lo que era fuera de lo común.

¿Se ha metido en problemas por hacer su trabajo?

En varios problemas con los futbolistas, porque no querían que topara algún tema personal, demandas o su vida íntima. Les he explicado que a mí tampoco me agrada eso, pero es mi trabajo. Les decía: mira si tú no la riegas, no me meto. En algunos casos se han enojado, pero con los años lo han entendido.

¿Ha habido momentos en que los jugadores piensen que está ahí solo por ser una ‘cara bonita’?

Desde el colegio he tenido ese mal ángel, piensan que uno es aniñado y se llevan grandes sorpresas. Me he esforzado mucho en mi trabajo y he llegado a tener exclusivas, por ejemplo cuando Liga fue campeón de América y entrevisté a Damián Manso.

¿Esa entrevista fue importante para usted?

Sí, porque es un jugador argentino que tenía fama de pesado y petulante. Nunca daba entrevistas a nadie. La cosa es que se iba a jugar al Pachuca, en México y me propuse: no se va sin que lo entreviste. Estuve como tres meses hablando con el intermediario, hasta que me citó en su apartamento.

¿Cómo fue ese día?

Me pidió que fuera a la una y llegué a las doce. El guardia del edificio me dijo: “uh, es bien especial, no creo que lo atienda. Cuando llega sabe entrar por el garaje”. Dieron las dos y media y nada. Ya me iba a ir, cuando llegó. Me hizo subir. Le pedí al camarógrafo que tenga la cámara lista. Abre la puerta y me dice: “¡qué gusto!” Le veo súper incómodo y me pregunta: “¿dónde me pongo?” Ahí me confiesa que le tiene pánico a esto de las entrevistas y que está transpirando.

¿O sea que se portó bien?

Súper bien. Gozamos la nota y cuando terminamos me dice: “bueno, ya te hice ese favor a ti, ahora tú me vas a hacer un favor a mí”. Sale con una maleta y me cuenta que se está yendo para el aeropuerto para viajar a México. Entonces me pide que no le diga a nadie que no se va al día siguiente, como todos pensábamos.

Más de él 

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Robin tiene una colección de figuras de Cantinflas.Cortesía

Aunque por el momento no está en sus planes incursionar en la política, no se cierra a esa posibilidad.

Era hincha del Deportivo Quito, pero con el periodismo descubrió algunas cosas que no iban con él. Al no ser seguidor de ningún club siente que hace un trabajo más honesto.

En la radio tiene dos programas. En la mañana y en la tarde.

Novoa es súper fan de Cantinflas y Roberto Gómez Bolaños. Tiene toda una colección de ambos personajes.

Un buen corte de pelo, un traje acorde a la ocasión y un perfume forman parte de su pinta de galán.

Le gusta viajar. Su sueño es llegar a Holanda.

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