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Burrai: “Todos los premios serán para mamá”

El arquero de Barcelona  habla en una entrevista exclusiva para EXTRA. Revela que no tenía terno para la premiación de LigaPro y que la muerte de su padre, poco antes de ser campeón, le hizo valorar las cosas.

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Javier Burrai recibió el premio al mejor jugador de la final de LigaPro 2020.Cortesía

Lo que vive Javier Burrai en Barcelona es una locura. No es un sueño, es algo real que nunca imaginó que sería así.

El golero del campeón Barcelona es de perfil bajo. Dice que lo suyo es ‘hablar’ con los guantes puestos; lo de las entrevistas lo ponen algo nervioso.

Burrai conversa por primera vez con EXTRA de todo lo que le ha tocado vivir, antes y después de ser campeón.

Confiesa que los premios, medalla, buzo y guantes estaban predestinados para su padre, pero ahora se los dará a su mamita, que en las próximas horas llegará a Guayaquil a vestir de amarillo.

- ¿Qué ha cambiado del Burrai del 2019 al campeón de LigaPro y mejor de la final?

Nada, sinceramente en lo que soy y en lo cotidiano. Claro que me afectó lo de mi padre Óscar, que ha sido lo más duro que me ha tocado vivir, pero uno aprende de los golpes.

Ahora asimilo todo lo que pasa. A nivel personal un logro deportivo no cambia mi forma de ser, pero sí me dan más ganas de seguir haciendo las cosas bien y disfrutando esta profesión, pero sobre todo de seguir siendo buena persona.

- Ha pasado un mes, ¿está consciente de la locura que provocó al ser campeón?

Soy un agradecido de las muestras de cariño de la gente y de mis compañeros. Pero la dimensión de lo que conseguimos no lo imaginé, luego de la final fui donde la familia, quería estar con ellos después de los días difíciles que nos tocó vivir.

Barcelona es un club grande y estamos trabajando para buscar más cosas que la hinchada demanda. Ahora con la cabeza en el 2021 y concentrado que es lo más importante.

- El 29 de diciembre, en el Rodrigo Paz, no solo que lloró Burrai, fueron miles de personas que también lo hicieron.

Muchos se sintieron identificados conmigo, porque fue un año difícil para tanta gente que también perdió a los seres queridos. Perdí a mi viejo (papá) y los hinchas a sus familiares, eran sentimientos encontrados, entre alegría y nostalgia, al no tener a esa persona de manera presencial. El triunfo se lo dediqué a mi viejo.

Burrai
Burrai va por su segunda temporada en Barcelona.Cortesía

- Su papá, don Óscar, tuvo la camiseta de Macará, pero ¿pudo ponerse la de Barcelona?

Mirá, gracias a Dios se la pude dar. Viajé 12 días antes de que falleciera. Estaba consciente y agarró la camiseta, por lo menos le pude dar ese detalle amarillo. Habría sido lindo darle la medalla, los guantes y algo más... pero así lo quiso Dios.

- ¿Hay fotos de su papá de arquero y usted como mascota?

Sí, era futbolero mi viejo (papá), pero le gustaba mucho el tenis. Tengo las imágenes de cuando también se dedicaba al arco como aficionado.

- Se llevó el premio del mejor de la final, está nominado al mejor del 2020, y también al golero del año. ¿Se imaginó todo eso?

Te confieso algo, nunca imaginé lo de los premios y lo más significativo: el cariño de la gente. Había soñado jugar con una camiseta que tenga la cara de mi viejo, luego alzar la copa. Se ha dado todo como lo anhelé, hasta ese final con los penales. Ahora el reconocimiento de LigaPro es lindo, pero el premio más importante ya se lo dimos a la hinchada el 29 de diciembre del 2020.

- ¿Qué dice de todo esto su mamá?

Para ella y para la familia ha sido un mimo, un regalo por todo lo que nos había pasado por lo de mi viejo. Fue emocionante lo que sucedió, porque me di cuenta que él estaba acompañándome en todo momento. Para la tribu (así le dice a la familia) fue algo maravilloso. Ahora mi mamá viene para Guayaquil a hacernos compañía, y voy a disfrutarla al máximo.

- A disfrutar de Guayaquil...

Sí, vamos a mostrarle lo lindo que es la ciudad, las playas, la vamos a mimar mucho, ella estuvo en Ambato. Lo importante es que estaremos en familia, eso es lo vital; así como cuando vivíamos en una casa chica en mi pueblo en San Nicolás, lo principal es estar juntos.

- A veces de pequeño uno sueña con comprarse algo, ahora de grande y siendo campeón, ¿se compró algo?

Nada de nada. Después del golpe de mi padre valoro las cosas de otra forma, lo material pasa a segundo plano. Después de dar la vuelta en Quito lo único que quería era llegar a Guayaquil, tomar las maletas para irme a Argentina con mi novia el 30 de diciembre y llegar rápido a mi pueblo para abrazar a mi madre, hermanas y sobrinos.

- Usted es perfil bajo, pero en Barcelona no se puede ser así...

Sabes, me cuesta eso, porque no me siento cómodo con la exposición pública, pero no reniego de eso y trato de acostumbrarme. 

Javier Burrai tiene 30 años. Nació en San Nicolás, Buenos Aires. Ha jugado en Arsenal, Locarno (Suiza), Camioneros, Brown, Sarmiento, Gimnasia y Esgrima, Macará y Barcelona.

- ¿Qué ha cambiado del Burrai del 2019 al campeón de LigaPro y mejor de la final?

Soy de pocas entrevistas, las cámaras y la exposición no son mi fuerte.

- ¿Qué es lo más duro de las entrevistas y las premiaciones?

Todo; por ejemplo para ir a la premiación de LigaPro, para eso no tenía traje de gala. El terno me cuesta mucho. Tocó ir a buscar uno, desde los zapatos. Lo mío es lo deportivo y siempre ha sido así. Soy de un pueblo pequeño donde vestimos sencillo. Tampoco digo que está mal usarlo.

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- ¿Los recuerdos de la final para quién fueron?

Serán para mi madre. Los tengo en Guayaquil; le daré la medalla, el buzo y los guantes que tienen los nombres de mi viejo. Son para ella. En mi pueblo tengo una colección de buzos y recuerdos.

- ¿Tiene sueños en el 2021?

Vos sabes cómo la vengo peleando en equipos chicos, y en el primer año que llegas a un grande tienes la dicha de salir campeón y de la forma como se lo consiguió, eso me alienta a seguir soñando. Este año se ha armado un gran plantel con chicos que tienen hambre de triunfo. Ahora solo hay que trabajar como siempre, con perfil bajo. Ojo, fuimos muy criticados, pero terminamos dando la vuelta. Sabemos que aunque nos den palo, hay que seguir metiéndole con ganas a lo que nos gusta hacer. No es cómo se empieza el torneo ni cómo se desarrolla, solo sirve cómo se termina y a eso hay que ponerle fe.