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Ecuador

Pareja abandona casa en Tulcán tras encuentros con un espectro en habitación sellada
Un misterioso cuarto cerrado desató una cadena de fenómenos paranormales, según los inquilinos
Gerardo y su esposa, Pamela, alquilaron una casa de dos pisos en el centro de Tulcán en busca de tranquilidad tras casarse. Pero se toparon con un terrorífico ocupante: un espectro que los acosó.
Un nuevo comienzo en Tulcán que se convirtió en pesadilla
El quiteño se mudó a la ciudad en 2023, desempleado y con la idea de empezar de cero junto a su novia, quien ya residía allí. Por necesidad económica, la pareja arrendó un domicilio cuyo segundo piso escondía un misterio.
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Al lado de su dormitorio, una habitación permanecía sellada. Según el dueño, era usada como bodega para guardar “cosas familiares”, a las que no podían acceder. “Siempre fui escéptico, nunca creí en estas cosas. Pero eso cambió cuando vi la sombra”, confiesa Gerardo.

Los primeros ruidos que alertaron a la pareja
Apenas instalados, escucharon ruidos. No eran los típicos crujidos de una casa antigua: eran quejidos, movimientos secos, como si alguien empujara muebles grandes.
“Pensamos que era un animal, hasta que se escucharon lamentos… como de una persona agonizando”, recuerda.
La aparición de la sombra de dos metros
Luego, ambos empezaron a sentir una presencia que los seguía por cada rincón. A Gerardo le costaba admitirlo, pero asegura que vio una sombra alta, de unos dos metros, vestida con lo que parecía una túnica.
La figura se detuvo frente a la habitación cerrada, lo miró fijamente y luego atravesó la puerta como si fuera aire.
El acoso paranormal que siguió fuera de la casa
El acoso se extendió a lo público. Una noche, cerca de las 21:00, mientras él regresaba de la tienda, sintió pasos detrás de sí. Miró varias veces sin encontrar a nadie, hasta que, unos cinco minutos después, la vio: la misma sombra.
Corrió desesperado hasta su casa. Allí, junto a Pamela, se encerraron en su cuarto mientras los ruidos volvían.
El terror alcanzó su punto máximo esa noche. Permanecieron despiertos durante horas, aferrados a la luz encendida. Finalmente, el agotamiento los venció, pero el espectro no les dio tregua.
“Recuerdo que abrí los ojos y esa cosa estaba al lado de la cama mirándome. Yo grité; mi esposa se despertó y esa cosa levitó y desapareció como si fuera humo”, narra Gerardo.
La intervención del espiritista y lo que encontraron adentro
Al amanecer, armados de valor, decidieron actuar. Con ayuda de un espiritista, abrieron la habitación. Dentro, encontraron muebles, ropa antigua, objetos personales y varias imágenes religiosas.

“Nos dijo que había un espíritu maligno”, afirma Gerardo. Pese a la “limpia” realizada, y la recomendación de botar las imágenes, supuestos nidos de espíritus, la situación no mejoró. Al no ser dueños de los objetos, no pudieron retirarlos.
La última esperanza fue hablar con el dueño para que se llevara las pertenencias. Pero el arrendador, escéptico, dijo que “es su imaginación”.
La decisión final: abandonar la casa para sobrevivir al miedo
Ante la negativa, la pareja abandonó la casa antes de cumplir un mes. Gerardo, escéptico convertido en creyente involuntario, lo resume con la claridad del miedo vivido: “No dejamos la casa… el espectro nos sacó de ella”.
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