El fundador de Enchufe TV, Jorge Ulloa, confirmó que compró el Incine Universitario, una de las escuelas de cine más tradicionales del país. El anuncio lo hizo a través de un video difundido en redes sociales, donde recordó que ese fue el espacio donde nació el proyecto que luego se convirtió en un referente regional de humor digital.

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La noticia generó reacciones inmediatas: alumnos, exalumnos y actores del sector celebraron el rescate de la institución, pero también apareció la pregunta que domina la conversación: ¿cómo se logró financiar la operación?

Un instituto en crisis y un intento fallido de conseguir inversión

La situación del Incine había estado complicada. El instituto buscaba alternativas para sostenerse económicamente y evitar su cierre. En octubre, el proyecto fue presentado en Shark Tank México: Creators, donde se solicitó un millón de dólares para salvarlo y relanzarlo.

La respuesta fue negativa. Los inversionistas consideraron que el riesgo era alto y que el modelo no ofrecía una rentabilidad clara. Tras ese rechazo, el futuro de Incine quedó en pausa y las opciones de supervivencia se redujeron al mínimo.

El giro inesperado: un inversionista ecuatoriano apostó por el proyecto

Pocas semanas después, el panorama cambió. Según explicó Ulloa, un inversionista privado ecuatoriano decidió financiar la compra. No se ha revelado su nombre ni el monto de la operación.

Lo que sí está confirmado es que este aporte permitió cerrar el trato, evitar el cierre definitivo y garantizar una nueva etapa bajo la gestión creativa de Enchufe TV.

Ulloa insistió en que “el sueño de que Ecuador sea una potencia audiovisual se construye desde el semillero y desde la identidad”, frase que resume la intención del proyecto.

Por qué esta compra es estratégica

Más allá del impacto mediático, la adquisición tiene un peso simbólico y estructural:

• Rescata una escuela con trayectoria.
• Garantiza un espacio formativo para nuevas generaciones.
• Vincula a la academia con un colectivo que ya conoce el éxito digital e internacional.

La apuesta apunta a fortalecer el semillero cinematográfico y crear un puente más directo entre formación, industria y producción real.

Para los estudiantes, esto significa acceso a un ecosistema más cercano a la práctica profesional. Para la industria, es una oportunidad de renovar talento y ampliar capacidades.

La pregunta que sigue abierta

Aunque el rescate del Incine ya es un hecho, la identidad del inversionista sigue sin revelarse. Ulloa solo confirmó que se trata de un empresario ecuatoriano que apostó por salvar la institución.

La escuela, mientras tanto, inicia una etapa de transición que podría redefinir el futuro del cine ecuatoriano. El desafío será sostener el impulso, mantener la calidad y demostrar que la alianza entre educación y creación digital puede consolidarse.

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