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Baja la tasa de fecundidad en el mundo: ¿ya no queremos hijos?

Esta tendencia de abstenerse a no tener hijos ha ido acentuándose en los últimos años en las parejas jóvenes, sobre todo de América Latina.

¿Tener o no tener hijos? o si tengo, ¿cuantos serán los adecuados?; son al menos dos preguntas que quizás te has hecho alguna vez.

Tener hijos es todo un desafío que implica responsabilidad para los futuros padres y el cual no todos están listos o dispuestos a enfrentar. La razones son muchas y cada quien tendrá las suyas; economía inestable, ganas de seguir independiente, retos académicos y profesionales, entre otros.

Y esta tendencia de abstenerse a no tener hijos ha ido acentuándose en los últimos años en las parejas jóvenes, sobre todo de América Latina.

Así lo indica un estudio reciente de la revista de medicina The Lancet, que observó las tendencias en todos los países desde 1950 hasta 2017.

Cuba, Puerto Rico, Chile, Brasil y Costa Rica, son los que lideran la caída de la tasa de fecundidad en esta parte del mundo.

La fecundidad es la realización efectiva de la fertilidad, es decir, la reproducción biológica en cualquier especie, en este caso, de nosotros los humanos cuando tenemos hijos.

La investigación destaca que en 1950, hace un poca más de medio siglo, las mujeres tenían un promedio de 4,7 hijos; mientras el año pasado, 2017, esa tasa de fecundidad (Total Fertility Rate, en inglés), se redujo a nada más y nada menos que 2,4 hijos por mujer.

Para los investigadores, estos resultados son una “gran sorpresa”; y con profundas consecuencias para las sociedades con “más abuelos que nietos”.

Una de ellas es que cuando la tasa de fecundidad de un país desciende por debajo de aproximadamente 2,1, sus poblaciones eventualmente empezarán a reducirse, y con más impacto aún en los países que tienen una alta tasa de mortalidad infantil.

Los países desarrollados tampoco se salvan de esta situación; curiosamente son los que poseen tasas de fecundidad más bajas: naciones de Europa, Estados Unidos, Corea del Sur y Australia.

¿Cómo estamos en Ecuador?

El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) informó en junio pasado, mediante datos del Registro Estadístico de Nacidos Vivos 2017, que entre los años 1990 y 2017 la tasa de natalidad disminuyó en 13,4 por cada mil habitantes.

En el mismo periodo, la natalidad masculina bajó a 13,3 por cada mil habitantes; en las mujeres, esta tasa se redujo en 13,5 por cada mil.

Dicho informe demuestra también que, según grupos de edad de las madres, el 50,5% del total de nacimientos ocurridos y registrados en 2017, provinieron de mujeres entre 20 y 29 años.

Anticoncepción, ¿la ‘culpable’?

Además del conteo de espermatozoides, la esterilidad, enfermedades y otros factores conocidos que se involucran al momento de procrear, se podría citar uno que sin duda ha tenido gran alcance y desarrollo en su aplicación; nos referimos al mayor acceso a los anticonceptivos.

Podrían llegar a ser considerados como los ‘culpables’ de la baja tasa de fecundidad ya que la evitan de manera responsable y además protegen a quienes las usan de distintas enfermedades de transmisión sexual.

Según el manual de recomendaciones sobre prácticas seleccionadas para el uso de anticonceptivos, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se debe dar información adecuada a las personas para ayudarlas a tomar una decisión informada y voluntaria con respecto a un determinado método anticonceptivo.

Además puntualiza que solamente la esterilización masculina (vasectomía) y femenina (ligadura) se considera permanente (sin posibilidad de fecundación) y ningún otro método de anticoncepción ocasiona esterilidad permanente.

El resto de los métodos son reversibles y, en general, el retorno a la fertilidad es inmediato tras la interrupción del método en cuestión, agrega el informe.

Por ejemplo en Ecuador, el acceso a métodos anticonceptivos es gratuito por medio del Sistema Nacional de Salud que maneja el Ministerio de Salud Pública (MSP).

Esta institución otorga a los usuario interesados preservativos masculinos y femeninos; píldoras; soluciones inyectables; implantes; dispositivo intrauterino T de cobre; y la denominada píldora del día después o de emergencia.

¿Y si dejamos de reproducirnos?

Pese a estos valores, no es que estamos próximos a desaparecer del planeta. Se debe tener en cuenta que para medir a la población de un país entran en juego la tasa de fecundidad, la tasa de mortalidad y la migración.

Entonces, ¿qué podría pasar? Por ahora y todavía, nada trascendental, ya que la mitad de los países del mundo se encuentran produciendo suficientes niños para crecer.

Sin embargo, en medida que los países avancen económicamente, más bajas serán sus tasas de fecundidad.

Para el profesor Christopher Murray, director del Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington, citado y entrevistado por la BBC, explica que “pronto ocurrirá una transición tal que las sociedades se enfrentarán a una población en declive”.

“La mitad de los países tienen tasas de fecundidad por debajo del nivel de reemplazo, por lo que si no sucede nada, las poblaciones disminuirán en esos países”, agrega.