La propietaria de un local de venta de teléfonos celulares descubrió que de sus vitrinas habían desaparecido cinco dispositivos de alta gama, la tarde del viernes 2 de abril. De inmediato llamó a sus empleados para preguntarles si conocían algo al respecto, pero no le habrían dado respuesta.

Por eso se comunicó con el ECU 911, para informar el suceso, y concretaron el envío de una unidad de la Policía Nacional. Y habría sido por ese motivo que, al ver ‘la cosa seria’, uno de sus dependientes habría decidido confesar el delito.

El hecho se registró cerca de la intersección de la calle Villamil y el callejón Calderón, en la bahía comercial del centro de Guayaquil.

Cuando los uniformados del Grupo de Operaciones Motorizadas (GOM) llegaron, la negociante ya había resuelto el caso y entregó los detalles a los agentes.

Para comprobar la información, los gendarmes preguntaron al sospechoso si era verdad lo que decía la denunciante y él habría confirmado que sí, según informó la Policía a través de un comunicado, la mañana siguiente.

En el escrito también se detalla que el individuo habría justificado su acción, pues supuestamente dijo que lo hizo “porque tenía que pagar una deuda”. Además, habría asegurado que después “los iba a pagar”.

No obstante, el delito había sido cometido y los agentes trasladaron al sospechoso a la Unidad Judicial de Flagrancia, donde el fiscal Danny Vizueta Prado ratificó su detención y dispuso la elaboración de un parte.