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¿Existe un límite para las parafilias sexuales?
El único límite es cuando el deseo sexual se torna intenso al punto de lograr deteriorar importantes áreas de funcionalidad.
Algunas prácticas sexuales no tienen límite. Así lo afirma la psicóloga Verónica Elghoul, especializada en terapia sexual, quien manifiesta que las parafilias (excitación sexual ante objetos o situaciones) son normales en las personas que desean avivar la llama de la pasión sexual.
No obstante, algunas de estas prácticas —que parecen inusuales a otras personas— no constituyen un trastorno parafílico simplemente porque lo sean. “Las personas pueden tener intereses parafílicos pero no cumplen los criterios para un trastorno parafílico”, dice Elghoul.
Según la sexóloga, los patrones de excitación sexual no convencionales en las parafilias se consideran trastornos patológicos solo cuando un integrante de la pareja es intenso o persistente al requerir tal práctica. “Además de la persistencia, provocan una angustia o un deterioro significativo en las áreas social, laboral o de otras áreas importantes de funcionalidad”, agrega.
Para el psicólogo clínico Daniel Palomeque, un trastorno patológico comprende no solo aquello que daña a terceros de forma física o hiere la sensibilidad de un tercero, sino que va más allá de un simple estado de ansiedad. “Pero claro, esto es muy elástico si nos referimos a sensibilidades. Es por ello que en este punto se entiende que la sensibilidad está regida igualmente por el fondo cultural y educacional”, explica.
Básicamente, cada persona tiene sus preferencias sexuales. Palomeque aclara que estas preferencias responden a situaciones del pasado que encuentran la forma de manifestarse a través del acto sexual. “Muchas de estas (preferencias) se ubican dentro de lo que se puede considerar común, como aquellos que tienen una fijación con dar placer al otro, con algún órgano sexual concreto o con alguna práctica”, menciona.
Las parafilias sexuales —según Elghoul— pueden ser de dos tipos, según el grado de intensidad y el objeto de atracción.
El fetichismo se trata de la atracción por objetos o partes concretas del cuerpo. “Se conocen muchos fetichismo. Desde la atracción por los zapatos de tacones (altocalcifilia) hasta la atracción por insectos (formicofilia)”, dice.
Además, la experta menciona que el frotismo (excitación al frotarse contra desconocidos) se practica con regularidad. “Muchas personas que van en los buses urbanos gustan de este fetichismo. Hombres y mujeres encuentran placer mediante el ’cuerpeo’ y disfrutan más cuando otras personas los ven”, agrega.
Otra de las preferencias sexuales poco convencionales es el exhibicionismo. La terapeuta sexual lo traduce como la atracción que proviene al mostrarse ante terceros practicando sexo. “Dentro de esta categoría se encuentran la atracción por ser oída por otras personas, la excitación por tener sexo en un auto o el dogging, que es el gusto de mantener sexo en un sitio público”, describe.
La excitación que se obtiene viendo a los demás manteniendo relaciones sexuales se conoce como voyeurismo. Es decir, que el excitarse al ver personas dormir o ver a otras personas practicando sexo con la propia pareja resulta fascinante. “A este punto debe existir mucha confianza y comunicación con la pareja porque si no están de acuerdo la relación tenderá a romperse”, advierte.
En cambio, para Daniel Palomeque, existe un tipo de parafilia que es delicado y con mucho índice de violencia al momento de no concretar el deseo sexual: la atracción por cierto tipo determinado de personas.
“Hay personas que tiene deseos sexuales con una persona alta. Otras tienen preferencias por adultos o menores de edad”, dice el experto, quien acierta que este tipo de gustos sexuales son objeto de cárcel en el país.
Palomeque dice que aunque la ley no usa específicamente la palabra “pedofilia”, sí califica como delito el acceso carnal por vía vaginal, anal o bucal a un menor de edad, aun cuando no exista fuerza, intimidación o incapacidad de la víctima para defenderse. Es decir, que la persona que se siente atracción por un menor de edad puede enfrentar cargos penales.
“Existe controversia sobre si el desarrollo de todas las parafilias es consecuencia de procesos psicodinámicos o si se encuentran signos de una alteración del funcionamiento cerebral y la anatomía funcional”, añade.
La experta aclara que todo acto sexual que esté dentro de los parámetros legales y que sea de mutuo acuerdo están permitidos. “Para el sexo no hay límite siempre que haya comunicación, porque si la pareja no está de acuerdo con algún fetiche es considerado como violación. ¡Ese es el límite!”, concluye.