La tarde cae sobre la Bahía de Guayaquil con el mismo ruido de siempre: comerciantes voceando ofertas, compradores apurados, motos que se abren paso entre callejones estrechos. Pero debajo del bullicio hay un pulso inquieto. “Aquí la inseguridad es permanente”, dice uno de los comerciantes líderes de la zona, que prefiere el anonimato para evitar represalias.

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Camina mirando hacia ambos lados mientras señala que apenas hay dos patrullas policiales que suelen rondar las 16 cuadras del casco comercial. “Son dos camionetas para todo esto. Y a veces, ni eso”, reclama.

Los comerciantes aseguran que, además de la escasez de uniformados, existe un trato preferencial hacia ciertos locales de dueños extranjeros. “A un solo negocio le ponen cuatro agentes. A nosotros nos dejan solos”, comenta otro dirigente.

Relata que más de una vez ha visto a policías estacionados frente a esos establecimientos mientras otros sectores enfrentan robos a plena luz del día. El sábado 8 de noviembre, por ejemplo, un vendedor fue apuntado y asaltado por sujetos en moto. Cuatro días después ocurrió otro robo en una zona ya conocida por los “cigarraleros”. Y los carteristas, dicen, “todo el día, todos los días”: hasta dos o tres atracos diarios.

Comerciantes de la Bahí de Guayaquil y su desconfianza a las autoridades

La desconfianza hacia la Policía ha crecido. Incluso los chats comunitarios, creados para alertar sobre riesgos, han terminado en polémica. “Subimos la foto del asalto y los administradores, que son los policías, la borraron. Dijeron que era para no alarmar”, recuerda una de los entrevistadas.

En paralelo, la campaña de códigos QR que la Policía entrega a cada negocio para registrar patrullajes casi no funciona: “No pasan a verificar desde hace semanas”.

Mientras tanto, la presencia de agentes de control municipal sí es visible. Son ellos quienes recorren la zona a pie, aunque su capacidad de reacción es limitada. “No tienen armas. ¿Qué van a hacer frente a ladrones con pistolas?”, pregunta un comerciante.

La semana pasada, los metropolitanos capturaron a un presunto carterista gracias al apoyo de los mismos vendedores, pero reconocen que en casos de delincuentes armados no pueden intervenir más allá de pedir refuerzos.

"El GDO que controla la Bahía"

Las extorsiones también volvieron. Hace dos semanas, un comerciante recibió un mensaje con su nombre, cédula y fecha de nacimiento: “Le saluda el GDO que controla la Bahía… recuerde que tenemos ubicado su negocio”.

Un dirigente asegura que algunos de sus compañeros son obligados a pagar hasta 10 dólares semanales o a entregar celulares de alta gama exigidos por los grupos que controlan ciertos callejones. Según los comerciantes, una de las víctimas decidió cerrar y abandonar su local pocos días después.

El 29 de octubre, representantes de la Bahía participaron en una mesa de diálogo con autoridades policiales y de seguridad municipal. Se ofrecieron acciones conjuntas y más presencia en el área, pero los dirigentes niegan haber visto cambios. EXTRA solicitó una entrevista vía correo al Comando de la Zona 8 para conocer su versión, pero hasta el cierre de esta edición no se obtuvo respuesta.

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