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Opinión
Estamos de luto
Estamos de luto, pero no solo por los tres periodistas y los cuatro infantes de Marina, las más recientes víctimas de los disidentes de las FARC. Estamos de luto porque la violencia no cesa en el norte del país y amenaza con perturbar nuestra paz.
El conflicto colombiano con los insurgentes, terroristas y narcos no es de ayer. Hace más de 50 años que comenzó con la muerte de Gaitán, y hace 2 que empezó el último intento por llegar a un acuerdo de paz. Desde entonces, familias enteras fueron despojadas de sus tierras y desplazadas hacia el Ecuador, con sus respectivas consecuencias. Y nosotros hicimos casi nada para cuidar la frontera y los poblados.
Hoy, estamos recogiendo los frutos de esa negligencia. La responsabilidad está en quienes debieron hacer algo para detener el impacto o paliarlo, a su turno y en la medida en que se agravaba la situación y empezábamos a conocer de actividades ilícitas en nuestro suelo. Ahora, es más complicado y fuera de control. ¿Cuántos compatriotas han sufrido o padecen por estos desplazamientos y despojos? ¿Cuántas familias han vivido y viven en el terror y cuántos de sus hijos han sido reclutados por estas fuerzas? No lo sabemos. Sin embargo, todo fue perfectamente predecible.
Nuestra solidaridad con las víctimas de esta tragedia nacional. Que la pérdida de sus vidas sea nuestro estandarte de lucha para que no nos arrebaten la paz.