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Opinión

Editorial: Con sueños de sicario

Sencillamente, estremecedor. La confesión de un niño a un policía nacional cuando este le preguntó sobre qué le gustaría ser de grande, deja helado a cualquiera. “Quiero ser sicario”, le respondió, “porque ellos cobran bien y hacen buenas vueltas”. Para eso no hace falta estudiar, solo buscar esas ‘malas juntas’ que lo llevarán con sus ‘amigos’, donde lo entrenarán para matar. Así de simple.

La historia, contada por una periodista de este diario en la edición del domingo 11 de julio, estremeció a muchos lectores que comentaron este hecho con asombro y angustia. El relato, ocurrido con un menor de edad en Durán, bien puede repetirse en muchas partes del país, en especial en aquellas ciudades que han sido tomadas por la violencia criminal y las muertes selectivas, muchas de ellas relacionadas con el poder por el control del expendio de drogas.

Es terrible reconocer que, debido a esta ola de violencia criminal que azota a buena parte del país, los sueños de unos niños se reduzcan simplemente a querer ser un asesino. Sicario, dicen, sin saber quizá todo lo que en su contexto significa. Sicario aspiran a ser, como si fuese un mérito “hacer buenas vueltas”. Sicario, como una ‘profesión’ que mata los verdaderos sueños de sacar adelante a un país.