Más de 10.000 kilómetros cruzó desde Alemania hasta Ecuador. Se aguantó 18 horas de viaje, todo con tal de venir a hacer la obra de Dios, levantar iglesias y traer un mensaje a la nación.

El profeta Wimper Aguilar llegó el 22 de septiembre pasado a su natal El Triunfo, Guayas, y dice que al pisar su tierra percibió un olor profundo, a sangre.

“El Señor me permitió ver una visión sobre mi cantón y era de un demonio grande con un cuchillo del cual chorreaba sangre”, revela Aguilar, de 47 años. También al visitar Guayaquil sostiene que contempló ríos de sangre y un sinnúmero de demonios que sobrevolaban la ciudad.

“Vine para transmitir un mensaje al pueblo de Cristo: Es necesaria la unidad y dejar a un lado protagonismo y vanagloria (aplausos y fama)”.

Según él, olió a podrido y podía percibir la tristeza y la miseria en los ciudadanos, sin conocerlos o hablar con ellos. “Recuérdelo, se lo digo ahora, esto se pondrá peor que antes. También vi las calles vacías, eso me mostró Dios”.

Aguilar indica que lo que está sucediendo en Ecuador es solo consecuencia de los pecados cometidos desde las autoridades y el país en general.

“No se ha puesto en primer lugar a Dios, primero van a brujos. También se está dando paso al aborto y eso no debe de ser así. Esto ha traído muerte y sangre en la nación”, asegura.

Estrategia del cielo

A consideración de Aguilar, el presidente Guillermo Lasso, como máxima autoridad del país, puede traer bendición o maldición, con sus decisiones y acciones.

“¿Por qué al mandatario de El Salvador, Nayib Bukele, le funcionan sus estrategias contra la delincuencia? Porque le da su lugar al Señor. “Bendita la nación cuyo Dios es Jehová”, eso dice Salmos 33:12. Lasso ató al país a la muerte como autoridad, ahora debe arrepentirse y darle paso al Creador”, dice el profeta, quien señala que las estrategias del cielo son las que funcionan, las de la tierra son equívocas.

‘Ataques’ espirituales

Antes de traer el mensaje que le habría revelado Dios, el profeta ayunó y oró, preparó su espíritu. Pero en uno de sus viajes de El Triunfo a Guayaquil, el chofer del auto en el que se transportaba se quedó dormido y al despertarse, el chico se asustó y aceleró. Casi se estrellan.

“Nos estábamos yendo contra un trailer estacionado en la carretera, cerca del peaje de Durán. Fue la mano de Dios, los ángeles nos protegieron. Como dos intentos de choques automovilísticos más sufrí en Guayaquil, el enemigo no quería que compartiera el mensaje y las visiones”.

Aguilar confiesa que las tres semanas que estuvo en Ecuador sentía una gran opresión, “que no me dejaba”. Al marcharse esa sensación lo abandonó.

A Guayaquil vino por invitación del Ministerio Tabernáculo de los Milagros y la iglesia evangélica ‘Guardianes del Reino de Jesucristo’.

Testimonio de vida

A los ocho años, un primo de 15 intentó violarlo. “Me quedaba en su casa y dormía con él. Mi primo aprovechó que un día nos dejaron solos, me desnudó y encerró en el cuarto. Lo mordí. Logré escapar por la ventana. Luego, a los 15 años, compré un arma, lo quería matar, no pude, le perdí la pista. Crecí con rencor y odio”.

Posterior a eso, a los 16 se enamoró de una prostituta, 5 años mayor, quien lo mantenía. Sí, fue su ‘chulo’ por cuatro años, pero se separó de ella cuando viajó a Alemania con sus padres.

En el tiempo que fue proxeneta reconoce que andaba con otras mujeres; es más, una vez, la pareja de una casi lo mata. “Disparó tres veces, pero el arma se le encasquilló, fue en un hotel”.

Asimismo, el profeta admite que viene de una familia de hechiceros, antisociales y practicantes de incesto. “Un tío hacía ritos satánicos, tomaba sangre de gallinazo. Él ya murió y recuerdo que cuando falleció aullaba como lobo, tenía 9 años. Él sí se dedicaba a eso como oficio; mi madre lo hacía para saber el futuro, leía las cartas, los cigarros, hacía amarres y colocaba alfileres en muñecos. Mi tío le enseñó a ella, después esos conocimientos me los pasó”.

Cruzando ‘el charco’

Hace 25 años, Aguilar se estableció con sus padres en Alemania. Empezó lavando platos en un restaurante italiano, luego fue bartender, allí se refugió en el alcohol durante 10 años.

“La gente me marginaba por mi aspecto. Empecé a recoger basura para poder sobrevivir, fui ‘chambero’”, llora y admite que en ese tiempo tenía mucho miedo de que en las calles y borracho alguien pudiera abusar sexualmente de él.

Como persona en situación de calle fue parte de algunas riñas; en una de ellas su columna vertebral fue lastimada y tuvieron que operarlo.

Y como para completar su trágica vida, Aguilar asevera que también conoció la prisión alemana. “Vendía ilegalmente conchas y me ‘pescaron’, estuve preso seis meses; me dieron libertad condicional. Solo una hora nos daban para caminar por el patio, caí en depresión y me dieron ataques suicidas. No vales, no sirves, eso me decía el diablo, en lo primero que te ataca es en tu identidad”.

Su verdadero cambio

En 2017, alcoholizado durante cinco días, Aguilar se desmayó en un parque. Solo recuerda que despertó en un hospital.

“Me dijeron que hormigas ingresaron por mis oídos, las fosas nasales y ya estaban cerca de mi tráquea. Si hubiesen sido muchas, me hubiese ahogado”.

A los tres días salió de la casa de salud y lo primero que hizo fue “celebrar” que estaba vivo y se ‘pegó’ una cerveza.

En su casa, algo en su interior lo llevó a ponerse de rodillas y decir: “No puedo con esta vida”. Fue como pedirle a Dios ayuda, indirectamente.

En ese momento sintió que le cayeron gotas sobre su cabeza. Con sus manos tocó su cabello y de él salía aceite. Sorprendido, sopló en sus manos para ver si le olía a ‘tufo’ a trago, pero aseguró que el Todopoderoso le quitó hasta el chuchaqui.

“Fui ungido por el Señor, quien me llamó como profeta. Desde entonces mi vida no es la misma y me dedico a Él y a su obra. Cristo me ha dado el don de profecía, sanidad, discernimiento de espíritu (saber si algo viene de Dios o del diablo), ciencia (revelación de información de alguien que no se conoce) y de lenguas (hablar en idioma desconocido)”, manifestó el nacido en El Triunfo, nombre que marcaría su destino: la luz de Jesús venció sus tinieblas. 

Dar el regalo del perdón

Al año de tener el encuentro sobrenatural con Dios (2018), el Señor le pidió que se contacte con su primo, quien intentó atacarlo sexualmente.

Aguilar no quiso inicialmente, pero lo hizo, pues sostiene que solo quiere agradar al Creador. “Le mandé solicitud por Facebook y no me aceptó, conseguí su número de teléfono por medio de un familiar. Le dije que había aceptado a Cristo, que estaba buscando de Dios y quería hablarle de su amor. Empecé a hablarle de mi testimonio, y le pedí perdón, sentí que mi Rey quebraba su corazón. Él lloró y oró conmigo y recibió a Jesús en su corazón y hace cuatro años le sirve, junto con su familia.

Lo mismo pasó con la sexoservidora que lo mantuvo. “Dios también me pidió que me comunicara con ella, también le pedí perdón porque nuestra relación fue de maltrato; ella también lloró y se unió a la familia de Jesucristo. Ese día su hijo estaba enfermo con un malestar, oramos y Dios lo levantó de la cama”.