Las laceraciones en sus pulmones, hígado, bazo, más los politraumatismos en otras partes de su cuerpo, como tórax y cabeza, fueron los que ocasionaron la muerte de Alejandro Hilario Ruiz Zambrano. Así lo reveló la autopsia que le practicaron la mañana del lunes en el Laboratorio de Criminalística y Ciencias Forenses de Guayaquil.

El hombre, de 41 años, fue asesinado la noche del domingo en una clínica de rehabilitación ubicada en las calles 15 y la L, en el suburbio de Guayaquil. Por este hecho cuatro internos fueron detenidos. La noche del lunes, durante la audiencia de flagrancia, les dictaron prisión preventiva por asesinato.

Luis Ruiz contó que su hermano tenía tres días internado en el centro para adictos a las drogas, que funcionaba de forma clandestina, a dos cuadras de su casa, y que a ese lugar fue llevado por una amiga que se condolió de su situación.

“La droga había consumida no solo su cuerpo, sino su vida. Mi hermano era adicto a la H (compuesta por heroína, cafeína y diltiazem). Ya no vivía con nosotros, prefería andar en la calle, recoger botellas y cartones para luego venderlos y con eso comprar el alucinógeno. Entró el día viernes y me lo mataron el domingo”, relató Luis, mientras observaba el féretro de su hermanos.

Sostuvo que por versión de testigos conoció que su ñaño intentó salir de la clínica y que fue en ese momento cuando lo atacaron con un palo y un tubo hasta dejarlo inconsciente.

“Nos enteramos por una vecina. Ella fue quien nos llamó para contarnos que lo habían matado. A estos hombres se les pasó la mano. Incluso le colocaron electricidad, lo que le hicieron fue una tortura”, mencionó el deudo.

Aura Ruiz, también hermana de la víctima, comentó que no era la primera vez que Alejandro era ingresado a una clínica de rehabilitación para adictos y que esta vez le había expresado a una amiga su deseo dejar la droga y recuperar a su familia. (AEB)