El 29 de abril de 2020, en Ibarra creció la consternación luego de que se conociera sobre el asesinato de un niño, de 10 años. La principal sospechosa del crimen era su madrastra, quien se había quedado bajo su cuidado. Tras 30 pruebas en su contra, el Tribunal de Garantías de Imbabura la halló culpable.

Según las pericias forenses, el pequeño recibió 24 puñaladas. El asesinato fue presenciado por su hermano, de 11 años, y su primo, de 3.

La Policía aprehendió a la sentenciada luego de que tuviera contradicciones en su relato. Asimismo, se habían acogido al testimonio del padre de la víctima, quien manifestó que su expareja amenazó con "hacerle algo" a uno de sus hijos si no volvía con ella.

La Fiscalía reportó que, en la pericia psicológica, se concluyó que Amanda Z. tiene un perfil impulsivo y celópata.

Bajo el artículo 47 del Código Orgánico Integral Penal (COIP) y con la agravante de que la víctima era un niño, la mujer recibió más de 34 años de prisión. Los pequeños que presenciaron el asesinato están recibiendo ayuda psicológica.