SUSCRIBIRME POR $1/ 1 MES

Exclusivo
Actualidad

Una trans en la cárcel de mujeres

Leticia Andrade es una de las 35 féminas que por primera vez asistirán a la universidad en el Centro de Rehabilitación Social de Guayaquil. Tiene una hija de 14 años.

DETENIDAS LISTAS PARA IR A LA UNIVERSIDAD
Leticia junto a sus compañeras, quienes asisten a la universidad en el Centro de Rehabilitación Social.Freddy Rodríguez / EXTRA

La transexual Leticia Andrade Espinel no siente vergüenza al hablar de su sexualidad. “Soy una trans y me considero toda una mujer”, expresó con firmeza. Ella tiene dos años y cuatro meses detenida en el Centro de Rehabilitación Social Femenino de Guayaquil, donde cumple una condena por el delito de estafa.

Leticia contó a EXTRA la pesadilla que vive al no poder recuperar su libertad, porque luego de cumplir su sentencia de 18 meses le abrieron un nuevo proceso judicial por el que debe pagar otra condena.

Andrade es una de las 35 mujeres que por primera vez tienen acceso a estudiar la universidad en el reclusorio. Sus razones para querer convertirse en una profesional son su hija, su madre y el deseo de contribuir a la sociedad.

En la actualidad, Leticia es la segunda trans operada y con identidad femenina que se encuentra en la cárcel de mujeres. A los 15 años, Andrade comenzó a vestirse de mujer, a los 20 inició el proceso de hormonas y, finalmente, a los 25 modificó su sexo. La operación se la realizó en los Estados Unidos.

A pesar de que su voz no es del todo femenina, son pocos los rasgos de su rostro que revelan lo que alguna vez fue: un hombre. Su cuerpo a simple vista es el de una dama. Incluso en su documento de identidad consta como una mujer.

Antes de estar en prisión era activista de los derechos humanos en el cantón Naranjal.

Cumplió su sueño de ser madre

Hace 14 años, su pareja sentimental de aquella época le cumplió su anhelo de convertirse en madre. “Él tenía una niña de ocho meses de nacida, su mamá la abandonó y la bebé no estaba inscrita. Acudimos al Registro Civil y la inscribimos como nuestra hija. Ella es mi mayor orgullo”, comentó con emoción Leticia.

Sus familiares aceptaron su orientación sexual y su cambio de sexo. En el Centro de Rehabilitación Social sus compañeras la aceptan y no existe discriminación por su condición. “Al principio hubo una mezcla de sorpresas, pero ahora me tratan como una más de ellas”, citó Leticia.

Ella ha ayudado a otras personas en su misma situación. “Tengo muy claro lo que soy y no me gusta que nos hagan diferencia o nos discriminen. No hay diferencia en que haya nacido o me haya convertido”, mencionó.

Los anhelos de Leticia están claros, desea estudiar Leyes y convertirse en una abogada. Sin embargo, en la cárcel, las profesiones universitarias a las que se puede tener acceso son Marketing y Contabilidad.

Ella, por lo pronto, estudiará la primera hasta que recupere su libertad y pueda prepararse en leyes. “Estudiar es un arma para podernos presentar en sociedad, además quiero ser un ejemplo para mi hija. Mi niña permanece al cuidado de mi madre. Para ella soy su mamá y su papá”, concluyó la naranjaleña.

Marisol desea ser abogada

Marisol Preciado Corozo sacó el mejor puntaje (9.4) en la evaluación que se realizó para el ingreso a la universidad, a la que tendrán acceso las mujeres privadas de la libertad.

Al salir de prisión anhela convertirse en abogada, porque “quiere reintegrarse a la sociedad”, pero ahora desea aprovechar su tiempo por lo que estudiará Marketing.

Marisol paga una sentencia de 11 años por tentativa de asesinato. Ella participó en la agresión a la modelo Angie Silva, registrada la madrugada del 28 de junio, en la zona rosa de Guayaquil. Se encuentra detenida desde hace tres años.