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La esposa del policía macheteado por El Mesías, en Quevedo, pide que lo transfieran a una clínica especializada

El uniformado se encuentra en el hospital de la Institución, en Quito. 

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Andrea Velasco dice que buscará ayuda en organismos internacionales.GUSTAVO GUAMÁN

Andrea Velasco está desesperada. Corre a la farmacia a comprar medicamentos. Regresa con una salchipapa para su hijo. Llama a un abogado. Llora. Se lamenta. No quiere que su esposo muera.

El cabo Josué Mero, de 32 años, se recupera de su herida en el Hospital de la Policía, en el norte de la capital.

El pasado 26 de julio, el uniformado fue macheteado en la parte posterior del cuello por un fanático religioso que se hacía llamar El Mesías. Sucedió en Quevedo, provincia de Los Ríos.

Desde ese día, Velasco no se ha desprendido de su pareja. Se ha desvelado cerca de su camilla. Ora por él. Hace lo posible para que no quede postrado en una cama ni termine en una tumba. Pero no puede sola.

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Su pequeño colocó una identificación de su papá en el celular para recordarlo.GUSTAVO GUAMÁN

La mujer pide que su marido sea trasladado a una clínica en la que puedan darle el tratamiento adecuado porque, según ella, donde se encuentra no ha evolucionado su cuadro de salud. De hecho, Velasco dice que ha empeorado.

La semana pasada lo bajaron a una sala de cuidados intensivos porque se le habría acumulado secreciones en su cuerpo y casi le da un paro cardíaco. “Tuvo dos convulsiones porque no le entraba el aire”, lamenta.

Ese día lo entubaron y le hicieron una traqueotomía. Por si fuera poco, los días siguientes sufrió una luxación en su hombro. Según Velasco, esta herida le habrían causado cuando intentaron cambiarlo de posición.

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La mujer ha hecho lo posible para que trasladaran a su pareja. A diario publica en sus redes sociales el retroceso de su recuperación. Por eso, comenta que ya no la dejan ingresar con el celular a donde está su esposo.

Ha intentado contactarse con organismos internacionales para que lo llevaran al exterior y continúe con el tratamiento.

Pide ayuda

La angustia motivó a Velasco para que buscara asesoría legal. Envió una solicitud para que le remitieran la epicrisis médica (análisis del caso clínico) de su esposo, y así, enviarlo a que analicen el caso para ver si hubo negligencia, pero no ha tenido respuesta.

También hizo una publicación en sus cuentas personales, solicitando a la comandante de Policía que la ayuden con el traslado a una clínica. Ella quiere aprovechar que está en la capital para llegar hasta el presidente Guillermo Lasso. “No descansaré hasta ver a mi esposo abrazar a mis hijos”.

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Por ahora, se quedan en un albergue.GUSTAVO GUAMÁN

Mientras tanto, la mujer camina por los exteriores del hospital junto a su pequeño, busca un taxi para regresar a un albergue, ubicado en el sur de Quito, donde duerme temporalmente.

Renato González, director general del Instituto de Seguridad Social de la Policía Nacional (Isspol), indicó, en una rueda de prensa, que las acciones que se han tomado durante la recuperación del cabo Mero han sido con base en las decisiones de una junta médica.

“Él continúa en servicio activo y puede estar en esta condición por un máximo de dos años. Mientras tanto, recibe todas las prestaciones”, especificó González.

El director añadió que luego de ese tiempo se hará una evaluación médica para conocer si puede continuar en la institución o sería desvinculado.

Quiere jugar fútbol con su papá

Los tres hijos del uniformado lo visitaron la semana pasada en el hospital y se quedó uno de ellos.

El menor, de 10 años, acompaña a su madre en las diligencias. No le quiere soltar la mano. Anhela volver a verlos juntos y compartir en familia. “Me acuerdo cuando me iba a ver a mis partidos de fútbol”.

Velasco vive temporalmente en un albergue y cuenta que a diario, en taxi, gasta más de 20 dólares. “No conozco la ciudad y tampoco tengo familia que me ayude”.