El cortejo fúnebre en el que trasladaban el ataúd de Abigaíl Yupangui se movía lentamente dentro del cementerio de Santa Rosa, al sur de Quito. Antes del mediodía de ayer, frente a los caminantes, un taxi amarillo puso una canción para despedir a la joven madre que fue asesinada dentro de su lugar de trabajo el lunes 21.

En medio de la multitud estaba Norma, la hermana de la víctima, quien recordó lo que sufrió su ñaña horas antes de ser acuchillada supuestamente por su expareja, Marcelo Pilliza. “Decidimos llevarla a vivir cerca de un tío para que él estuviera pendiente, ya que este sujeto siempre rondaba por donde ella estaba”.

El acoso fue tal que el domingo el sospechoso llegó al domicilio de Abigaíl e hizo un hueco en una pared. “Eso le permitió escuchar toda la conversación que tuvo mi hermana con su actual novio, quien la acompañó a su trabajo al siguiente día porque también la fue siguiendo”.

El problema de la boleta

El cortejo seguía su camino y Norma contó que la fecha del crimen su ñaña habló con la policía y unos agentes retiraron al sujeto en Solanda, sur de la ciudad. Abigaíl contaba con una boleta de alejamiento luego de que Pilliza presuntamente la agredió en el feriado de Carnaval.

Ante esto, Carlos Fuertes, subcomandante del Distrito Eloy Alfaro, zona policial a la que pertenece el sector donde se dio el presunto femicidio, explicó que la víctima no presentó un documento. “Se buscó en el sistema y se verificó que el hombre no tenía ninguna boleta en su contra, ya que esta se encontraba en trámite. Recién este jueves (ayer) el ciudadano iba a ser notificado que tenía una boleta”, precisó el oficial.

Según la Alianza Feminista para el Mapeo de los Feminicidios en Ecuador, hasta el 5 de marzo de este año, tres mujeres que fueron asesinadas habían reportado previamente que fueron víctimas de violencia. Una de ellas tenía una boleta de alejamiento.

Por eso, según Fuertes, no había legalidad en la detención del sospechoso. Lo que sí confirmó el subcomandante fue que los policías no se dieron cuenta de que Abigaíl había sido atacada hace 20 días.

“Los compañeros no avocaron conocimiento de esa agresión. Nunca se percataron de que la violentó anteriormente ni que había presunciones que iba a victimarla”, indicó el oficial. Según Fuertes, se enteraron de la golpiza luego del crimen. Acotó que por ello tienen la certeza de que Pilliza está implicado en el hecho.

Sin aplicación de la ley

Los parientes y amigos de Abigaíl se turnaban para llevar sus restos hasta la tumba. La gente rodeó aquel agujero en el que de a poco se hundía el féretro de color café.

Alfonso Yupangui, padre de la víctima, agradeció a la gente que la acompañó. Al tiempo, Norma pedía que el caso no quedara impune y se diera con el implicado. “Aquí me despido de mi ñañita”.

Según la Fiscalía General del Estado, desde el 2 de enero hasta el 13 de marzo de este año, hubo en el país 61 femicidios. En ese rango, solo en Pichincha hubo cuatro hechos.

Ante esa realidad, Angélica Porras, abogada constitucionalista, detalló que para frenar esos actos violentos debería funcionar el Sistema Nacional de Prevención y Erradicación de la Violencia. “Pero uno de los gravísimos problemas que hay es que no existe el presupuesto para ello”.

Porras indicó que desde 2018 se hicieron ofrecimientos desde el Gobierno para que esto se ejecutara. Sin embargo, con la llegada de la pandemia y la subsecuente crisis, todo ha empeorado. “No se ha comprendido que las víctimas de violencia de género son un grupo prioritario”.