Un par de moscas revolotean sobre el ataúd de Alexandra Marín Flores. La joven, de 29 años, murió mientras dormía, posiblemente de un infarto fulminante, dado que sufría del corazón.

“Pedimos ayuda para que nos donen una bóveda, porque la familia de Alexandra es discapacitada y no tienen recursos. Murió el viernes y ha estado aquí, en la calle, y ya está empezando a oler”, expresa Karen Palma, una vecina del sector en Augusto González, entre la 35 y 36, suburbio de Guayaquil.

La familia de la difunta poco habla y tampoco saben lo que sucedió o el momento por el que están pasando. La madre de ella, Alexandra Flores, dormía junto a su hija y en la mañana del viernes pensaba que no se levantaba porque seguía dormida.

Los vecinos fueron quienes se alertaron porque no la vieron. Era frecuente ver a la joven ir a comprar la comida del día pese a su discapacidad. De las pocas palabras que pronunciaba era que estaba en embarazo y tenía cerca de ocho meses.

“Reunimos entre todos los vecinos 300 dólares para el cofre y el formol, pero no tenemos una bóveda. Necesitamos con urgencia. La familia también necesita ayuda porque son de escasos recursos y tienen una discapacidad”, añade Palma.

Los moradores del sitio piden una ayuda al Gobierno local porque en el sector hay personas mayores, niños y niñas, y la situación puede acarrear un problema de salud pública.

Quien desee ayudar, puede comunicarse al 098 058 9144 o acercarse a Augusto González, entre la 35 y 36.